1. Control y amor -3


    Fecha: 11/07/2018, Categorías: Incesto Control Mental, Autor: Crusnik, Fuente: CuentoRelatos

    ... estaban ardiendo, pidiendo ser penetrados por esas vergas. Les suplicaron a sus amos ser penetradas, les pidieron darles la oportunidad de complacerlos, ellas solo serían felices haciendo felices a sus amos. —Por favor amos permítanos montarlos, nuestros coños arden por sus pollas -dijo Jessica. —Sí amos, necesitamos tenerlos dentro, queremos hacerlos felices y verlos complacidos con los cuerpos de sus esclavas.- dijo Beatriz. —Adelante esclavas -dijeron al mismo tiempo los dos chicos- Móntenos como las putas que son. En las caras de ambas esclavas se dibujaron unas enormes sonrisas, y sin perder tiempo ambas chicas se montaron sobre su pareja en turno, ya habría tiempo de cambiar y complacer a su otro amo, cada una tomo el pene de su hombre, y lo apunto a su vagina, ambas tenían sus coños empapados, lubricados de sus propios jugos, así que no tuvieron ningún problema para que llegara al fondo de sus cuevas de carne. Ambas mujeres empezaron a subir y bajar por los mástiles de sus dueños, gimiendo de placer y mordiéndose los labios. Mientras tanto los chicos estaban encantados agarrando a su esclava de la cadera o ayudándola a bajar para que no se le saliera su verga de la vagina materna. Ambas mujeres ofrecían sus pechos a sus amos, mientras estos los chupaban ellas acariciaban sus nucas y despeinaban sus cabellos, mientras los veían con embelesadas en sus mentes solo estaba presente la idea de complacerlos, de servirlos, de serles fieles. Ellas estaban encantadas de ser ...
    ... penetradas por sus hijos-amos. Julio tomó a su madre Beatriz y la colocó recargada en el respaldo del sofá de rodillas sobre un cojín, en una posición parecida a la del perrito, ella gemía y disfrutaba con los ojos cerrados mientras su hijo la penetraba por detrás. Mientras tanto Jorge había tirado a Jessica dejándola recargada con la cabeza en el piso mientras le introducía de forma frenética su verga al coño de su madre-esclava. Ambas mujeres se agarraron de las manos mientras se besaban entre sí. —Nosotras somos felices, ¿o no? –dijo Beatriz a Jessica —¡Sí! ¡Claro que sí! —Ha sido una suerte haber dado a luz a mi hijo. Todo esto lo decían entre jadeos. Después de varios minutos los muchachos intercambiaron de parejas. No sentían el mismo placer que hacerlo con sus hijos. Atribuyeron que se debían a que en un momento fueron una sola persona y mientras eran penetradas se habían unido nuevamente. Por eso el placer máximo. Ambas mujeres mientras eran cogidas por sus sobrinos cogían las manos de sus hijos para sentirse seguras, De momentos los muchachos sacaban sus vergas y se las restregaban en sus nalgas y a veces se las ofrecían para que chuparan sus propios jugos combinados con el sabor de la carne de ellos. Los sonidos de las varas de carne entrando en las húmedas cuevas de las mujeres, combinados con los gemidos de ambos y los ruidos pegajosos que producían las pieles sudorosas al rozarse, hacían que esa pequeña orgia se convirtiera un concierto lleno de morbo y erotismo. ...
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