1. Historia de mi familia 5


    Fecha: 12/07/2018, Categorías: Incesto Autor: wanttobelieve, Fuente: SexoSinTabues

    Tercer cumpleaños de mi hija El tercer año de nuestra hija fue muy especial. Decidimos no llevarla a educación infantil y que esos 3 años la criáramos en casa. La responsabilidad cayó en mi mujer pues yo estaba la mayor parte del día trabajando. Insistimos mucho en que pudiera ser independiente, que comiera sola, que se acostumbrase pronto a ir al baño y no usar pañales… Mi mujer la llevaba de paseo a un parque que hay justo a la puerta de nuestro edificio donde también socializó con otros niños y niñas del barrio haciendo algunas amigas, incluso. También se preocupó de que fuera independiente en su higiene. Le compro un pequeño cepillo de dientes para que se lavase los de leche que ya tenía. En más de una ocasión vi como mi mujer se introducía el cepillo en su coño empapando las cerdas antes de dárselo a la niña. Me gustó la idea y con frecuencia me corría sobre el semen para que lo frotase por todas su boca. De la educación sexual me ocupaba yo. Le ponía videos todos los días para que se acostumbrase a ver el sexo como algo natural. También nos grabábamos con ella y se los enseñábamos para que se reconociese en ellos y lo viera como algo normal. Según se iba haciendo mayor se manejaba con mayor destreza. Ahora ella misma me sujetaba la polla al hacerme las mamadas, con sus dos manitas, lo que me permitía a mí poder dirigir su cabeza mientras lo hacía para que cada vez la tragase más profundamente. No dejábamos de dilatarla ni un solo día para que continuase siendo capaz de ...
    ... ser penetrada en cualquier momento. Los juguetes que le regalamos en su cumpleaños los usaba con frecuencia ella misma, cosa que me alegraba por ver que disfrutaba tanto como nosotros. En los fines de semana que no tenía que madrugar era habitual que se colara en nuestra cama buscando juegos. Ella empezaba a chupármela para despertarme cosa que yo correspondía lamiéndola yo a ella, cosa que cada vez le gustaba más, poniéndose tensa mientras lo hacía cerrando los ojos. Continué acostumbrándola a la lluvia dorada. Todos los días al bañarla meaba sobre ella. Siempre le hacía tragar una parte para que se acostumbrara al sabor, que no le gustaba demasiado al principio. Pero en cuestión de meses paso de escupir todo lo que le entraba en la boca hasta aceptar beberse un vaso lleno. Para lograrlo lo hacíamos siempre como premio, solo en días especiales. Cuando se portaba bien o realizaba algún avance le preparábamos una comida especial y se la acompañaba de un vaso de orina. Fue tanto el cambió que acabó pidiéndolo ella a veces cuando yo iba al baño. En esos casos la apoyaba en el borde del váter y meaba sobre su boca directamente, introduciendo poco a poco el pene en la boca para que lo tragara según salía. Esto le costaba aún bastante pero insistimos mucho en que fuese consiguiéndolo. También insistí mucho en que le gustase el sabor del semen. Intentaba dárselo a probar casi a diario. En muchas ocasiones se lo mezclaba en la comida, en los purés, el yogur, para que lo reconociese ...
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