Mi venganza (4)
Fecha: 14/07/2018,
Categorías:
Hetero
Grandes Series,
Autor: AMorboso, Fuente: CuentoRelatos
... empresa con el único fin contratar a Habiba y pagar la seguridad social y una pensión para el futuro, les dije que les enviaba un contrato de trabajo. Pero no hubo manera. Al final, recurrí a El Fajina le conté lo agobiado que estaba porque que vendían a la hermana de Habiba, que el oficial tenía más mujeres para vender, en fin, toda la historia con pelos y señales. El me aconsejó que dejase todo en sus manos y que no me preocupase. Que informase al oficial de que le visitarían de mi parte y que cuando supiese algo, hablaríamos. Una vez solucionado esto, decidí trasladarlos de casa. Con el fin de humillar más a Carla y que no se notase mucho en el vecindario, pensé que nos iríamos el domingo siguiente que suele haber menos gente por la calle. Y eso hicimos. Temprano por la mañana, esposé las manos de Carla a la espalda, le puse la correa y bajamos a la calle, donde estaba aparcado mi coche. El día anterior, sábado, me había llamado El Fajina para hablar y le invité a venir a mi nueva casa para que la conociese, a la vez de que podíamos hablar más tranquilamente mientras cenábamos. Tal y como pensé, esa mañana no había nadie por la calle. Ese barrio no suele madrugar. La hice permanecer fuera mientras acomodaba mi artilugio y algunas bolsas en el asiento trasero, moviéndose nerviosa y mirando a todas partes, luego abrí el maletero y le di orden de entrar. Dudó, pero lo hizo sin decir nada. Cerré, nos subimos nosotros también y partimos. Al llegar, entramos directamente a ...
... nuestro garaje, con capacidad para dos coches y un espacio multiusos, con desagüe para lavacoches, lavadora, secadora y una poza para lavar vajilla u otras cosas cuando al principio organizábamos cenas y barbacoas en el jardín. Ahora este espacio había quedado separado por unos paneles de madera, convirtiéndose en una habitación aislada, donde metí a Carla tras sacarla del maletero, En el techo había mandado colocar varias poleas en distintos lugares, con sus correspondientes cuerdas colgantes. Até una de las cuerdas a las esposas y tiré de ella hasta que quedó doblada hacia delante, con los brazos estirados hacia arriba. Até el otro extremo, salimos de allí y entramos en la casa. A media tarde oímos ruidos en la puerta y enseguida el timbre de llamada. Fui a ver quién era, y mientras abría pude oír: -¡Joder, ya era hora! Llevo dos días viniendo y no hay nadie. ¿Dónde coño te has met...? ¿Qué haces tú aquí? Era Jorge. -Hola Jorge. Esta es mi casa ahora. Le he comprado todos los derechos a Carla y me he venido a vivir aquí. ¿No vives con ella ya? -No. Bueno, Si, lo que pasa es que he estado fuera una temporada por trabajo. Le habrás pagado una pasta ¿No? -Si, doscientos mil euros. Me dijo que tenía necesidad de dinero y nos pusimos de acuerdo. -¿Y sabes dónde está ahora? -Pues creo que por aquí, pero no me preguntes donde. -Oye. Estooo… ¿Y no podrías prestarme algo de dinero para pasar el mes? Con el viaje he tenido muchos gastos y hasta que no cobre a fin de mes en el trabajo ...