1. La ventana indiscreta


    Fecha: 01/10/2017, Categorías: Hetero Autor: waldo1992, Fuente: RelatosEróticos

    ... piernas. De nuevo mis labios las besaron desde los pies hasta las ingles y, una vez allí, juguetearon con sus labios vaginales hasta volver a estimular su clítoris que, como era evidente, seguía con ganas de más placer. Poco a poco la fui masturbando con más intensidad hasta que ella, agarrándome del pelo, me hundió la cara contra su coñito y no me soltó hasta que, pasados unos instantes, logró de nuevo su tercer orgasmo. Con el fervor del momento sus muslos se encerraron alrededor de mi cabeza y apretó de tal forma que impidió que pudiera moverme, cruzando sus tobillos a modo de tenaza. Ella, exhausta por el esfuerzo cayó al suelo sin separarlas y yo la seguí irremediablemente. Su coño en mi cara, sus piernas evitando que pudiera sacar mi cabeza y viéndome incapaz de escapar aproveché la ocasión para masturbarme y lograr mi segundo orgasmo en esa posición de sumisión. -------------------- -Bueno.. ¿Y que va a pasar ahora?–Le dije mientras cogía mi ropa y me empezaba a vestir -Soy una mujer casada, mi disponibilidad es mínima –Me dijo con cierto aire de tristeza -Eso no es un problema. Mira hoy, sin ir más lejos. Hemos tenido una oportunidad y la hemos aprovechado, ¿No? -Jajajaja, vaya si la hemos aprovechado –Dijo riéndose­– Si te conformas con eso, por mi estará bien. Aunque te diré una cosa: No volveré a dejar que me hagas lo que me has hecho. ...
    ... Me encantó pero mi orgullo de mujer me impide dejarte hacer esas cosas conmigo, que lo sepas. ­–Una sonrisa picarona asomaba en su rostro mientras me decía eso. -No te preocupes. No te haré nada que no quieras que te haga, pero… si vuelves a ser tan cruel conmigo como hoy no respondo de mí, te lo advierto, jejejeje. Una vez vestidos nos abrazamos y nos dimos un efusivo beso. Había sido una experiencia brutal y ambos habíamos descubierto que el sexo no es solo irse a la cama y echar un polvo espectacular, sino que hay muchas formas de disfrutarlo llevando a situaciones límites y provocando momentos de máxima excitación que permiten vivirlo con la máxima intensidad. Nos despedimos en su portal y yo volví a mi casa alucinado por lo que había pasado. Tardé unos días en reaccionar hasta que, una tarde, volví a verla por la ventana, con la habitación ya pintada de rojo oscuro y una extraña cadena caía del techo, con una barra horizontal colgada y lo que parecían unos grilletes de cuero en cada extremo. La lámpara había desaparecido y ahora dos plafones estaban en la pared, con una luz muy tenue. Me restregué bien los ojos para asimilar lo que estaba viendo y el teléfono me despertó de mi alucinación. -¿Sí? -Aún tengo las marcas de la escalera de las narices. Creo que me debes una disculpa, y será a mi manera, que lo sepas. Tienes dos minutos para venir… 
«12...10111213»