Relato: Educando a Marta
Fecha: 16/07/2018,
Categorías:
Fetichismo
Voyerismo
Sexo Duro
Autor: Dan-Underground, Fuente: xHamster
Mi boca hizo una mueca de sonrisa incontrolada. Marta estaba allí. Había accedido finalmente. Había comprendido la realidad: que hoy, y quizás por más tiempo, sería mi juguete sin remedio.Me acerqué a recibirla. Habíamos estado hablando el día anterior. Si accedía a venir, lo haría en condición de sumisión a las formas de placer en las que yo la quisiera introducir. Nada desagradable para ella, pues de sobra sabía que cada vez que se abandonó a lo que mi voluntad juzgase oportuno, el resultado no fue otro que placer a raudales y una total confianza en el bienestar de su sexo junto a mí. Yo, por mi parte, casi no cabía en mí de gozo cuando recibí su mensaje de confirmación. Así pues, avancé, observándola.Sus pantalones blancos bien llenados por la casi divina abundancia de sus muslos titubearon brevemente, antes de aproximarse a mí. Me recibió con timidez.–Has venido –afirmé, más en actitud de dejar claras las consecuencias que en la de preguntar.–… Sí. Aquí estoy, parece…–No, no tengas tantas dudas. Ven, mira. Déjame enseñarte.Me situé a una distancia agresivamente mínima, de golpe además. Le besé la boca. Una vez. Y otra después. Despacio, pero con intensidad creciente, suave, pero con firmeza constante y bien medida. Mi lengua pasó entonces a la acción y empezó a comportarse de forma demandante, pidiendo, exigiendo más besos de los gruesos labios de Marta, y de la sensualidad de su boca que siempre se entreabría al excitarse. Me separé apenas lo suficiente como para echar ...
... un vistazo: entreabierta. El proceso ya había comenzado. Seguí besándola, sin freno, y planté mis dos manos en su trasero, de tal forma que ella sintiera dos manazas sobándole toda la amplitud de su redondo culo aunque yo fuera persona de manos más bien delgadas y acaso algo estilizadas. Su boca se entreabrió más.– ¿Estás contenta de estar aquí?–… Sí. Sí. Mucho. Hhhh… –suspiró, tras sentir que apretujaba todo lo que se marcara en su pantalón.–Bien –aseveré, y sin más preámbulos aproveché la relativa apertura de su boca e introduje un dedo en su interior. Ella me miró con gesto interrogante; gesto que ignoré deliberadamente. Deslicé mi índice por esa abertura que tanto placer me había dado otras veces, y lo moví en la actitud de quien examina a un a****l de monta recién adquirido para confirmar su calidad. Le hice formas, antes de sacar el dedo y de susurrarle:–Esta boca… Tan amplia, tan jugosa, tan ansiosa. Le cabrían muchas cosas dentro. Podría estar devorando una polla, firme, tiesa y mojada por ti.Después saqué el dedo, dejándolo frente a su lengua. No era más que una insinuación para que ella lo lamiera; y lo hizo. Sentí el tacto de su lengua húmeda sobre mi piel. Me excitó sobremanera.–A esta boca… Le quedaría muy bien una buena polla, ¿verdad?–Por supuesto.–Dilo.–Polla.–Otra vez.–Polla… Verga…Introduje mi índice de nuevo, haciéndole de nuevo formas explícitas.–Dilo ahora.–Pooo… llaa… –susurró ella, sin apenas poder vocalizar.–Muy bien, Marta. Muy bien, putita mía. Mi ...