La rubia del SPA
Fecha: 18/07/2018,
Categorías:
Anal
Confesiones
Autor: Tonyzena67, Fuente: CuentoRelatos
... al final me pide que me acueste boca abajo en esa camilla especial para masajes. Es ella la que se encarga en despojarme de esa bata y me coloca otra toalla más pequeña por sobre los glúteos. Antes de tocarme me lanza otro cumplido: - Tiene usted un muy bien cuidado cuerpo. ¿Hace deportes? - Sí, tengo una rutina de levantar pesas, juego tenis y algunas veces fútbol. - Se le nota esa rutina, tiene unos músculos firmes y bien desarrollados. Comienza con el masaje donde Vanessa se concentra en mi cuello y donde hemos acordado usará un aceite caliente. En minutos ha bajado por la espalda, masajea mis glúteos para luego concentrarse en los músculos de mis piernas, hasta llegar a estirar cada dedo de mis pies. Ella continua vestida con su pantalón de licra y su “bustier”, pero he logrado sentir los pezones erectos de sus pechos, que no si adrede o por accidente los he sentido en mi cabeza y a los costados. Yo imagino tantas cosas, pero la marcha es de lo más normal, con ese ritmo de música para relajarse. Pasa media hora y me pide que ahora me acueste sobre mi espalda y vuelvo a ver ese rostro divino con esa dulce piel clara y su cabello de oro. Nuevamente, comienza por el cuello, baja a los pectorales, me estira mis brazos y cada uno de los dedos de mis manos, para bajar alrededor de mi ingle y sentir sus sedosas manos en mi entrepierna. No sé, de nuevo no puedo evitar la erección y con cierta pena, evito no mirarla a sus ojos, pero es imposible no curiosear la belleza en las ...
... expresiones de esta linda chica y sé que ha notado mi erección y yo también veo sus erectos pezones a través de la tela blanca de su “bustier”. Siento que debo disculparme y le digo: - ¡Disculpa Vanessa, no puedo evitarlo! - No se preocupe Sr. Zena… es lo más natural. - Creo que en vez de salir de este lugar relajado, me iré muy tenso. –Ella sonríe de nuevo y dice. - No se preocupe Sr. Zena, confíe en mí. Haré todo lo posible para que usted salga como nuevo y bien relajado para su casa. Realmente no imaginaba como lo podría lograr, pues cuando se concentró en mi entrepierna mi verga tomó su volumen máximo y podía ver su mirada coqueta y picara cuando la toalla se elevó y fue cuando me sugirió como quien no lo quiere: - Sr. Zena, si gusta y si es más confortable para usted, le puedo remover la toalla. - ¡No quiero incomodarla Vanessa! - Le aseguro que no me incomodara. –y la removió. Mi verga queda totalmente expuesta a sus ojos y ella sigue en mi entrepierna donde siento rozar mis testículos y sé que mis líquidos seminales se han hecho presentes en abundancia. Ella me pide permiso para limpiarla con una toalla desechable, de esas con las que limpian a los bebes. Siento el cosquilleo se esta superficie húmeda y fría, pero en vez de apaciguarme, más me excita. Ella, prácticamente me ha tomado la verga con esta toalla y me la aprieta como que intentara que mi verga escurriera desde adentro todo el líquido seminal posible. Le digo: - ¡Eres muy mala! –y ahora yo le sonrío. - ¿Por qué ...