1. Yago (III): El cabo Gabriel


    Fecha: 19/07/2018, Categorías: Gays Grandes Relatos, Autor: dont343, Fuente: CuentoRelatos

    ... desagradable. El Marqués, abrió los ojos; y al ver al Duque armando tanto alboroto... - ¡Si’l vous plaît!, Monsieur. ¡Compórtese! - ¡Excusez moi!, Monsieur le Marquis!, pego es que he estado buscando a Gabgiel por todo el castillo, dugante toda la mañana; y gesulta que al entgag en vuestga habitación, me lo encuentgo metido en vuestga cama… El Marqués, miró a la derecha, y efectivamente, ahí estaba el cabo. - ¡Ah! ¡jajaja!… se os ha escapado, ¡eh!, Sr. Duque. Y en ese momento Gabriel simuló despertarse… - ¡Ah!, Sr. Duque. ¡Discúlpeme!… ... pero, no podía pegar ojo, con vuestros ronquidos… Los dos nobles, sorprendidos por sus palabras, se miraron y se echaron a reír; al fin y al cabo, el chico les hacía gracia... y no era fácil encontrar a un muchacho de esas características, para realizar servicios como los suyos. El cabo, aunque no guapo, tenía sus encantos; y sobretodo, un cuerpo maravilloso. Parecía estar “hecho para follar”, decían sus amigotes. Pero, de repente, El Marqués se dio cuenta de algo que le produjo un tremendo sobresalto; y se levantó de la cama azoradamente. - ¡Mis disculpas, Sr. Duque!... pero necesito unos minutos para vestirme, s’il vous plaît... - ¡Ah!, ¡excusez moi, monsieur! Y el Duque salió de la habitación del Marqués, con cierta displicencia. - ¡Gabriel!, cuando llegaste... ¿no viste a nadie en mi cama? - ¡No, Sr. Marqués!… ¿por qué lo pregunta? - ¡Por nada!, ¡por nada! Baja y dile al capitán Salazar que venga a verme inmediatamente. - ¡Como mande, ...
    ... vuestra excelencia! Salió de la habitación y bajó al patio de armas. Miró a su alrededor... y pensó en cómo hacerlo. Luego, se dirigió al acuartelamiento, y entró con decisión en las dependencias del capitán, y al verlos abrazados y profundamente dormidos, lo tuvo claro. Con mucho sigilo abrió el armario y... Una casaca, una camisa, un calzón, unas medias, los zapatos y el bicornio. Yago y el capitán, estaban a la par, en cuanto a talla, pensó Gabriel. Lo metió todo en un petate, que casualmente había encima del armario; y salió del cuarto con rapidez. Al llegar a la puerta, llamó a un soldado de la guardia. - ¡Soldado!… ¡decidle al capitán, que el Marqués reclama su presencia!… Y cuando el capitán oyó los golpes en la puerta; y oyó la voz del soldado. - ¡Pase de una vez, soldado!... - El Marqués le reclama con urgencia, ¡mi capitán! Se levantó y despertó a Pedro... - ¡Regresad al calabozo! Se vistió rápidamente, mientras pensaba en lo que podría querer su excelencia; y salió casi a la carrera... - ¡El prisionero, ha desaparecido, capitán!… ...¡ha desaparecido!... Salazar, miró por todos lados, e incluso entró en la salita roja. - ¿Cómo ha sido, Sr. Marqués? El Marqués, estaba rojo de ira y todo lo que dijo fue: Que lo busquen en todo el castillo… pero, ¡ya sabéis!... que nadie se dé cuenta. La noticia entre los miembros del Tribunal Militar de Justicia, cayó como un jarro de agua fría. Y, por supuesto, hubo que suspender el juicio… pero, todavía había asuntos que atender. Al ...