La reeducación de Areana (24)
Fecha: 28/07/2018,
Categorías:
Dominación
Lesbianas
Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos
... clase y ahora te hacés la puritana?! Areana era presa de una tensión difícil de soportar: por un lado su fuerte deseo de ser tomada sexualmente por la profesora pero, a la vez, su conciencia de que no le estaba permitido entregarse sin el permiso de Amalia. Fue entonces que la Godínez la sorprendió diciéndole: -Sé muy bien quién sos, Kauffman. Sos una enviada de Satanás para sembrar y estimular el pecado en La Tierra. -¡¿Qué?! –se asombró la niña ante semejante afirmación. -Basta de disimular, Kauffman, me ganaste, Satanás me ganó, te voy a coger, pero antes vas a saber lo que es bueno por haberte masturbado en clase. –dijo la Godínez y dejó caer su mano sobre el trasero de Areana. Dado el tiempo que no era nalgueada, la niña sintió un placer intenso que de inmediato se repitió varias veces, porque la profesora siguió pegando en una y otra de sus nalgas. La esclavita movía sus caderas de un lado al otro y frotaba su vientre contra los muslos de la Godínez, que iba excitándose aceleradamente a medida que la zurra se desarrollaba. En cierto momento la profesora detuvo la golpiza e introdujo dos dedos de su mano derecha entre las nalgas de Areana ...
... buscándole la concha. La encontró muy mojada y eso la excitó aún más. Hurgó un poco en la vagina y luego se llevó esos dos dedos a la boca, lamiéndolos y temblando mientras tragaba ese flujo adolescente. -Puta… -dijo saboreando el insulto. –Sos muy puta, Kauffman… - Inmediatamente siguió con los chirlos mientras le hablaba a su víctima: -Satanás te preparó bien, te hizo bien puta, bien depravada y muy atractiva para que cumplas tu misión… Areana, presa del intenso goce que le deparaba la paliza y acicateada por la exploraciòn de esos dedos en su concha estaba ya ardiendo de calentura, pero a la vez decidida a resistir la violación, por respeto a su Ama. -No… no, señora, no… por favor no… -susurraba mientras corcoveaba a cada chirlo y se excitaba cada vez más. La Godínez ardía por dentro y por fuera y en estado extremo de calentura era consciente de que la resistencia de la niña le sumaba morbo a la situación. Pensó, sin dejar de nalguear a la esclavita, que Satán había comenzado a poseerla a través de su enviada y no encontró ninguna posibilidad de resistirse. De su vagina manaba abundante flujo y no quiso ni pudo demorar más el goce sexual. (Continuará)