Su último capricho
Fecha: 30/07/2018,
Categorías:
Sexo con Maduras
Autor: amanuense, Fuente: xHamster
Podría decirse que la mujer de mi tío ya no es más mi tía desde que ella recibiera una cuantiosa herencia. Y no sólo porqué al poco tiempo se separaran, más bien ella lo mandó a la mierda, sino porque ella ha cambiado. Ha cambiado tanto que podría decirse que no es la misma persona. Han cambiado sus hábitos, sus gustos también han cambiado, e incluso su apariencia. Se la ve mucho más joven que tan sólo unos meses atrás. Se cuida, sus ropas son más elegantes…simplemente se permite los caprichos que antes no podía permitirse. Y me parece que el último de esos caprichos he sido yo.Nos encontramos un atardecer entre semana en una calle comercial. La vi saliendo de una boutique con un par de bolsas en las manos, y aunque en el seno de la familia se habían oído algunos comentarios negativos contra ella por haber dejado a mi tío, yo no tenía nada contra ella, así que me acerqué a saludarla.-“Tía –yo seguía llamándole así- ¿Qué tal estás?”- pregunté acercándome.-“Ay, hijo- siempre me había llamado así, tal vez porque ellos no pudieron tenerlos- ¡que alegría me da verte!”- contestó mientras acercaba sus labios a mis mejillas y nos dábamos los consabidos besos de saludo.Hablamos durante unos segundos parados en la calle. Olía extremadamente bien, supongo que a un perfume caro, y su aspecto y sus ropas eran completamente distintas a las que vestía cuando convivía con mi tío.-“¿Vas hacia casa?- preguntó de pronto- si quieres te llevo, y así ves mi nuevo coche”.-¿Tienes un coche nuevo?- ...
... pregunté yo.-Si, y te va a gustar, ya lo verás- contestó ella.Accedí a su propuesta. Fuimos caminando hasta el parking donde estaba su vehículo mientras charlábamos. En un momento dado, ella se agarró de mi brazo. No sólo no me incomodaba, sino que me llenaba de orgullo llevar una mujer así de mi brazo. Flipé con el coche tanto como había flipado con su cambio. Un coche como ese vale varios miles de euros, lo sabía de verlo en las revistas, así que la expresión que debí poner al verlo, provocó su risa. Me preguntó si quería conducirlo yo, y yo apenas me lo podía creer. Dijo que estaba cansada y que no le apetecía conducir, aunque más bien creo que lo hizo al ver la ilusión que me había provocado la visión de ese automóvil. Le pregunté si hablaba en serio, y cuando ella respondió que si, ni lo dudé. Me cedió las llaves, le abrí la puerta, dejé sus bolsas en el maletero y me senté al volante de ese deportivo. Arranqué, y el sonido del motor distrajo mi atención. Estaba entusiasmado con ese coche en mis manos, y apenas reparaba en que mi tía me miraba sonriente. Me dijo que íbamos a hacer una cosa: la dejaba en casa, yo le guardaba el coche por esa noche, y a la mañana siguiente temprano, se lo devolvía. Yo, por supuesto, encantado con su idea. Sólo podía pensar en el coche, pero ella, por lo que después sucedió, creo que ya estaba pensando en otra cosa. Así lo hicimos. La dejé en su nueva casa, un bonito chalet, y continué mi trayecto. Al llegar a casa, lo dejé en el garaje, y a ...