Su último capricho
Fecha: 30/07/2018,
Categorías:
Sexo con Maduras
Autor: amanuense, Fuente: xHamster
... llegar más adentro. Eran golpes de riñón, violentos, sin ritmo. Marta me hizo parar y cambiar de posición.Me vi tumbado boca arriba, con mi tía sentada sobre mí tratando de clavarse mi polla, y con sus preciosas tetas bamboleándose de un lado a otro al compás que empezaba a marcar el movimiento de sus caderas. Con sus brazos sujetaba los míos. Con los ojos entreabiertos yo la veía moverse dibujando círculos. El pelo alborotado se le pegaba al sudor que mojaba su cara y caía por su cuello. A medida que aumentaba el ritmo de sus movimientos, estos se hacían más bruscos, hasta que terminó botando con fuerza sobre mi polla. Se volvió a correr. Arqueó el cuerpo hacia atrás y después hacia delante, hasta que aplastó sus tetas contra mi pecho. La abracé. Rodeándola con ambos brazos la retenía junto a mí. Nos besábamos por toda la cara, sentía sus pezones en mi pecho y el desacompasado reflejo del cansancio hacía agitarse a su vientre. Sentía mi polla a punto de reventar, así que empecé a moverme lo más rápido que pude hasta que exploté en su coño. Cada chorro que expelía mi pene, era un viaje a las estrellas. Permanecimos en reposo, recuperando el aliento. Mi polla poco a poco fue recuperando su tamaño natural hasta que terminó por salir del coño ...
... de mi tía, de Marta, y al hacerlo permitió también la salida de la mezcla de semen y fluidos vaginales que se acumulaba en él.Al rato, y aunque yo hubiese querido permanecer abrazado a ella para toda la eternidad, ella se incorporó. Se puso de nuevo las bragas, caminó unos cuantos pasos hasta el armario, se puso una blusa bastante sugerente, y aun más sin sujetador pues según dijo nunca lo había usado, y unos pantalones ceñidos y se peinó frente a un pequeño espejo de mesilla. Me vestí en escasos segundos y la seguí hacia la calle. Montamos en su coche. Una vez más me dejo conducirlo. “Te lo has ganado” me dijo. Al llegar a la facultad, los dos salimos. Al cruzarnos nos besamos con furia, como queriendo acortar el tiempo que pasaría antes de volver a vernos, antes de volver a follar. Ahora lo hacemos cada vez que ella quiere. Me deja su coche, su potente deportivo, cada vez que se lo pido, pero me ha puesto un precio: antes de montar en su coche, tengo que montar en ella. Y cuando lo hago compruebo que mi tía tenía razón: tanto ella como su coche son dos máquinas potentes, exigentes, excitantes…y los dos chupan mucho, aunque para chupar, nada mejor que los nuevos labios con relleno de colágeno de mi tía. Un capricho, como el coche, como yo.