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Horas extra
Fecha: 02/08/2018, Categorías: Confesiones Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... pene. Me puso en cuatro y volvió a meterla fuerte. Yo seguía chupando a Daniel entonces sentí el ritmo a punto de acabar del vigilante decidí ayudarle moviendo mis caderas, también Daniel parecía acabar. Ambos se vinieron al tiempo. Daniel bañándome la cara y la boca y el vigilante bañándome la espalda. Ambos se pusieron frente a mí y los limpié a fondo. Después de esto se vistieron. El vigilante siguió en su guardia y Daniel me llevó a su oficina. -Mira Ana, esto que pasó aquí es entre nosotros. Pueda ser que no te agrade lo que pasó, pero pasó. Así que ojalá y no lo estés divulgando por ahí. Tú estás grabada en vídeo y todos sabemos que tú querías esto desde hace un tiempo. Ya te enteraste porque no hay mujeres en esta sección. No aguantan las horas extras. ¿me entiendes?. Yo me quedé mirándolo con rabia y algo de morbo ante lo sucedido y ante su confesión. No contesté nada y fui al baño a lavarme y cambiarme. Desde dentro escuché cuando Daniel salió. Ya vestida, con la falda hecha un desastre, fui hasta mi cubículo, apagué el computador y salí. Al llegar a la puerta el vigilante no paraba de mirarme lleno de lujuria. -¿Te gustó lo de arriba? No le contesté nada e intenté salir. -¿Te gustó o no? -Sí, sí me gustó pero no quiero hablar de eso... -Pues nadie quiere que hables -No lo voy a hacer. Simplemente pasó y ya. -Eso es así nos gusta a nosotros... -¿Lo hacen seguido? -Sólo cuando toca... y con una mamacita así en la oficina toca... Intenté salir de nuevo, pero el ...
... hombre me jaló del brazo y me arrastró hasta la silla de su despacho, me sentó allí. Sacó su verga y me la puso en los labios. -Entonces no hables y termina de chupar que todavía estoy lleno... Lo miré y abrí al boca y comencé a comerme esa verga gruesa. Le miraba a los ojos tal como a él le gustaba. Salivaba muchísimo para que se resbalara suave en mi paladar. Bajé su pantalón y me apoyaba de sus caderas para ir y venir con más soltura. No paraba de insultarme y gemir. Lo pajeé mientras chupaba sus huevos y volvía a lamer y chupar su verga. Me detuve y sin dejar de mirarlo le dije: -¿Quieres meterlo de nuevo? Él dijo sí con un gesto. Me levanté y me apoyé en la pared ofreciéndole mis agujeros de espaldas. Tomé su verga y la apunté a mi coño. Él entró con facilidad. Yo estaba mojadísima. Me tomó de las cadera y comenzó a embestir fuerte. Me estaba partiendo. Me apretaba los senos y seguía metiéndolo. Me encantaba el grosor de esa verga. Yo estaba por reventar en un nuevo orgasmo cuando él lo sacó y me jaló del cabello para que me arrodillara. Lo hice y me obligó a abrir la boca y recibir su descarga en la boca. Abrí la boca y la recibí con agrado. La tragué toda. Luego lo limpié y salí de allí. No volví a trabajar tres días. Luego aparecí, di mi carta de disculpas por no haber ido a trabajar. Daniel me trataba normalmente igual el vigilante. Ya sabía yo que no podía volver a tomar horas extras de noche, a no ser que quisiera pasarme la de fiesta. Así ha sido hasta ahora. Cuando ...