1. Siempre que necesites confesar tus pecados


    Fecha: 04/08/2018, Categorías: Anal Gays Tabú Autor: samy15, Fuente: xHamster

    ... pecado que has cometido, hijo mío.- Le contesté yo. – Sigue con tu relato, pequeño.- Le insistí. - Don Félix, yo me siento tan sucio contándole todo esto. No sé si voy a poder continuar…- Me respondió el niño con los ojos llorosos. - Vamos muchacho, a estas alturas, ya deberías saber que no tienes porqué sentir ningún tipo de vergüenza.- Le dije mientras mis dedos jugueteaban, por encima de su escueto calzoncillo, sobre su tieso mástil y con mi pulgar masajeaba sus protuberantes bolas. – Te habías quedado en que aquel extraño del bosque estaba lamiéndote tu oscuro y secreto agujero trasero. Y que gozabas como nunca antes con la lengua de aquel hombre en tu abierto culito. ¿Y qué pasó después?- Le pregunté yo. - Pues verá Padre, durante un largo rato, ese desconocido me dilató el ano con sus dedos y me lo lubricó con su propia saliva. En toda mi vida había sentido nada parecido. Se me nubló la vista y tuve que cerrar los ojos y sujetarme fuertemente al árbol, para no caerme mareado de tanto gusto que me estaba dando. Ni tan siquiera me toqué la verga y ya la tenía chorreando el agüilla de antes de correrte. ¿Sabe de lo que le hablo, Padre?- Me inquirió el cándido niñito. - Naturalmente que lo sé.- Le contesté yo. – A esa agüilla como tú le dices, se le llama líquido preseminal, y sale cuando el cuerpo experimenta una gran excitación sexual. ¿Ves?- Le dije yo mientras le bajaba un poco el elástico de su slip y pasaba mi falange por su humedecida verga, provocando en el ...
    ... chico un ahogado quejido ante el contacto de mis dedos en su glande. – Tal y como te está pasando a ti en estos momentos. Además este líquido sirve para lubricar el miembro del hombre y así poder penetrar con más facilidad dentro de la mujer, y llegar a la procreación con mayor rapidez. Pero en tu caso, con esas prácticas que tú realizaste, bien sabe Dios que no irás a tener hijos pronto.- Saqué por primera vez mi mano de debajo de su pantaloncito y le acerqué mi dedo a sus ojos para que viera como me lo había llenado de su sustancia preeyaculatoria. - Don Félix, cuanto siento haberle ensuciado la mano.- Me contestó el muchacho con ternura y congojo. - No te preocupes por eso, hijo mío, pero será mejor que te quites el calzoncillo que lo tienes empapado con tanto líquido, o te pondrás perdido todo el pantalón, y tu madre se va a enfadar mucho contigo. Para que veas que no te engaño, yo también tengo la pernera mojada.- Le dije mientras llevé su mano al paquete de mi pantalón para que él notara mi propia humedad. - Acompáñame a la sacristía y allí podremos cambiarnos con total confianza.- El chico y yo nos levantamos de los solitarios bancos de la iglesia y nos dirigimos hacia la parte trasera, en donde estaba la sacristía. Nada más entrar ambos en aquella habitación, cerré con llave la puerta, para que así el joven no se sintiera cohibido, y de paso tener una mayor privacidad, pues en mi estado, yo también necesitaba ponerme algo seco. Deben creerme cuando les digo que en mi ...
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