Diario íntimo de un putito
Fecha: 06/08/2018,
Categorías:
Gays
Dominación
Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos
... -No me hagan nada, por favor… -supliqué cuando estuvimos en la habitación, pero mi ruego era fingido, porque en realidad yo quería que me hicieran de todo, que me abusaran a fondo y sin piedad… -Sacate el pantaloncito, nene… -fue la orden de la “señorita” mientras don Abelardo se desvestía… Yo ya no quise fingir más que me resistía, estaba tan caliente que preferí gozar sin disimulo de la situación… -Sí, “señorita”… -y me saqué el shorcito ansioso por verle la pija a don Abelardo… -Qué colita tan linda tenés, Jorgito… Es para darle unos buenos chirlos… -me dijo la vieja y sus palabras aumentaron mi excitación… -Ay, “señorita” ¿eso le gusta?... Era muy fuerte lo que yo estaba viviendo, con un viejo a punto de cogerme y una vieja que me estaba haciendo descubrir que soy putito y sumiso… -Sí, Jorgito, y a vos también te va a gustar… -me aseguró y no sé por qué intuí que sí, que me iba a gustar que la muy perversa me calentara la colita… ¡y me encantó!... Les cuento que se sentó en el borde de la cama y me hizo tender boca abajo sobre sus piernas… Ya el sólo hecho de estar así hizo que me excitación aumentara hasta niveles increíbles… Para mejor, miré a don ...
... Abelardo, ya desnudo, y vi su pija bien parada… ¡Ay!... La “señorita” no empezó enseguida a pegarme… Antes estuvo un rato acariciando mis nalgas, pellizcándolas, haciéndome sentir sus uñas en mi carne estremecida de deseo... Y un momento después, el primer chirlo… Me es difícil explicar lo que siento cuando me pegan en la colita… Es como una corriente eléctrica que me recorre entero a partir de mis nalgas… Es un ardor delicioso, un dolorplacer, un placerdolor… Yo gemía y jadeaba moviendo mis caderas y entonces la “señorita” se dio cuenta… -Mmmmhhh… Te gusta, ¿eh, Jorgito?... -Por favor, “señorita”… -murmuré avergonzado… -¿Te gusta o no te gusta, Jorgito?... –insistió ella… -Porque si no te gusta no te pego más… -y emitió una risita burlona… -S… sí, “señorita”, me… me gusta… -admití aterrado ante la posibilidad de que cumpliera su amenaza… -Oiga, usted, María… -intervino don Abelardo… -Siga pegándole un poco más, quiero que me lo entregue con el culo bien rojo… -Bueno, usted dígame hasta cuando le doy… -¡Siga, María, siga!... Y la “señorita” siguió con la paliza mientras yo no podía quitar la vista de la pija de don Abelardo… ¡tan hermosamente erecta!... (continuará)