Confidencias 18 Al macho mayor la verga no le responde
Fecha: 19/08/2018,
Categorías:
Gays
Autor: Alvaro-L-de-H, Fuente: SexoSinTabues
-Ya Edu, lo tienes encajado amor, puedes apretar y entrarme. Tenía que ser él quien se moviera, yo estaba aplastado por su cuerpo. Recibo sorpresas que no logro entender. El lunes pasó sin nada que lo hiciera especial, bueno sí. Pablo me evitaba en los descansos en que le veía en el colegio, huía de mí, como si acarreara alguna culpa que yo no le imputaba. Alberto me envió un recado: “Mi vida se hace difícil sin ti, se que existes y me faltas. Solo respiro esperando confiado en que mi fortuna cambie” ¡Qué cursilada!, ¿verdad? Una tontería suprema pero sentí ganas de llorar. No respondí a su mensaje. Y otro de papá, para decirme que me extrañaba y sentía mi falta a su lado y que procurara un momento para estar con él, y más ganas de llorar me entraron. ¡Oh! Cuanta responsabilidad para un chico pequeño como yo. Las clases evitaban que pensara en otras cosas y mi exposición estuvo bien puntuada. Llegué a casa y Damián me dijo que volvía a salir para busca a su señor. Como estaba solo después de ir a la cocina, para saludar a Dulce que no me había esperado en la puerta, y comer un plátano que Alicia quería pelarme, como si yo fuera un niño, comencé a preparar los deberes. Nadé un buen tiempo con Eduardo cuando regresó y le dejé caminando sobre la cinta, me miraba mientras me secaba el cuerpo sin dejar de caminar. -Luego tenemos que hablar, después de la cena, termina ahora tus trabajos. Me dio un vuelco el corazón, lo decía tan serio y no había jugado en el agua, solo nadaba a ...
... mi lado. Cenamos muy ligero, él comía poco y yo era igual, una tortilla francesa, fruta y yogur con miel con un vaso de leche grande y pasamos a un salón más pequeño en esa parte de la casa. Puso a reproducir un CD con el sonido muy bajito. Era de Boccherini y había bailado algún arreglo de él para la danza, en este caso sonaba la música nocturna en las calles de Madrid, se sentó a mi lado y como era él quien quería hablarme, esperé en silencio lo que viniera aunque temblaba un poco. Había leído lo que tú me decías y temía que ya no me quisiera con él, que no le interesara. Porque Adri, ¿a dónde iría si Eduardo me echaba de su casa? Dímelo tú. Tenía la cena en la garganta. Eduardo debió darse cuenta de mi preocupación y me pasó el brazo por los hombros, fue un bonito gesto y me pegué a él. -Tiemblas pequeño, la calefacción está encendida y no hace frío, ven. Me colocó la mano en la frente para ver si podía ser fiebre y quería llorar Adri, ¿cómo podría ser que Eduardo no me quisiera un poco? Me abracé a su cintura y bajé la cabeza para que no me viera llorando. -No es fiebre igual te ha sentado algo mal de la cena. -Estoy bien Edu, es solo un poco de frío. Me apreté más a su cuerpo y subí los pies a la butaca para encogerme sobre él, me pasó la mano por la espalda y así me abrazaba él. -Es importante lo que te voy a decir y quiero tu opinión cuando termine y decidas lo que tú desees que haga, ¿de acuerdo? Me dio un pequeño y cariñoso azote en la nalga y ya no me podía apretar ...