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CARLOS-KARLA II (LA CONQUISTA)
Fecha: 26/08/2018, Categorías: Dominación Autor: mogwligdl, Fuente: SexoSinTabues
... de sabrosearse con mi culo a lo cual a la primera oportunidad busque la manera de escapar y moverme a otro sitio. Si una cosa era permitir el abuso y las burlas de las que era objeto y otra muy diferente consentir en que me lo hicieran. Me sacudí sorprendiéndolos y corrí. CORRI como si en ello me fuera la vida. Corrí con todas mis ganas. Corrí moviendo todos y cada uno de mis kilos y todos y cada uno de los gramos de mi fofa grasa para escapar a la ignominia. Corrí hacia la libertad. Me moví tratando de atravesar cualquier obstáculo que se me atravesara. Si era necesario golpearía, gritaría, le arrancaría la cabeza a quien se interpusiera en mi camino. Corrí… Corrí. Corrí. V ¿Quién dijo que la vida era justa? Como si de una película de comedia se tratase solo basto con que Daniel estirara su pierna para que después de haber dado un par de pasos con aquellos anhelos de libertad esta se viera coartada fácilmente. Daniel me puso el pie como aquel día en el salón de clases y volví a caer. Volví a caer redondito, como soy, en su trampa. Volví a caer a sus pies. Todo mi cuerpo fue a estrellarse contra el duro y frio piso del almacén. ¡Ahí! Ahí quedaron de una vez y para siempre mis ansias de libertad. Ahí quedaron sepultados mis sueños. Ahí rendido y apocado moría el bueno e ingenuo Carlos. En cuestión de segundos tanto Daniel como Martin me rodearon. La cara de Daniel estaba transfigurada por la ira. Su cara furibunda jamás se me olvidara. Creo que mas se puso así al pensar que ...
... el era el causante pues era el quien me había quitado las esposas y tal vez ese había sido el detonante de mi actitud al pensar ilusamente que podía tener la oportunidad de escapar de mis captores. -¡¡MALDITA GORDA!!-me grito desaforadamente. Y mientras pronunciaba aquellas aciagas palabras empezó a descargar puntapiés sobre mi adolorida humanidad. No eran pataditas fingidas o suavizadas como las que me había propinado hace rato. Esta vez, Daniel me daba con todo y conminaba a Martin a hacer lo mismo quien diligentemente se le unió acompañándolo con una cara de sorna dirigida hacia mí. -PINCHE GORDA MALNACIDA. ¿Qué NO ENTIENDES PERRA?- me gritaba una y otra vez. Y siguió castigándome mientras me dirigía una sarta de majaderías que jamás había escuchado juntas en mi tonta vida. Yo trate de protegerme. Afortunadamente me habían enseñado que en una situación así me tendría que hacer bolita y eso hice. Aunque los brazos me quedaban un poco restringidos por la manera en que Daniel me había jalado la camisola de deportes pude de alguna manera cruzarlo y proteger mi nuca de sus patadas. Sentí por largo rato como se estrellaban sus empeines en mi cuerpo. Sentí como la parte de atrás de mis muslos y mis nalgas eran golpeadas sin misericordia por el crack del equipo de fut y entendí en ese momento porque Daniel acertaba tan definidos goles cuando jugaba en el campo. La verdad no se si fue intencional pero la espalda gracias a dios no me la golpeo o creo que me hubiera roto la espina ...