1. Avería afortunada


    Fecha: 26/08/2018, Categorías: Gays Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... despacio, no porque me hiciera mucho daño, que algo sí me hacía, sino porque quería sentir cómo me iba taladrando milímetro a milímetro y cómo mi ano se iba adaptando alrededor del pedazo de carne caliente que iba engullendo. También quería disfrutar de la cara de gozo que iba poniendo Enrique conforme me iba introduciendo más y más su polla. Creo que fui bastante hijo puta pues lo iba haciendo tan despacio que me metía un centímetro y me sacaba uno con lo que hasta que la tuve totalmente dentro y con mi culo sentía su vello púbico tardé un par de minutos. A partir de ahí, dejé rienda suelta a mi "caballo" y comenzamos una cabalgada que (al igual que la mamada) fue histórica. Con las embestidas que me daba, me metía su polla hasta los huevos y luego casi me la sacaba por completo. Nos acoplamos muy bien. Llevábamos el mismo ritmo. Mientras se clavaba y se desclava de mí, él me iba haciendo una paja, con lo que de nuevo estábamos casi al borde de la eyaculación. Cuando él sintió que yo también me iba a correr, me devolvió la jugada y fue él el hijo puta. En una de las embestidas me la sacó por completo y se volteó en la cama ofreciéndome su culo que él, habiendo previsto lo que iba a hacer, ya se lo había lubricado. A pesar ...
    ... de que me dejó un poco con las ganas al sentirme "vacío", no dude un momento en follármelo. Era bastante difícil resistirse a ese culo abierto ante mis ojos. No me anduve con miramientos. Fui directo y de una sola embestida se la clavé hasta el tope. No teníamos demasiado tiempo antes de así que con tres fuertes embestidas, comenzamos a corrernos porque yo también le estaba haciendo una paja mientras me lo estaba follando. Esta vez sí obramos bien, y no me corrí dentro, pero fue igual que si lo hubiera hecho. Mientras que lo pajeaba, yo también me lo hacía y nos corrimos juntos. Esta vez sí que quedamos exhaustos. Podíamos oír la respiración entrecortada después de tan tremenda corrida. Volvimos a coger los cigarros que antes habíamos apagado y nos los fumamos. Luego nos duchamos juntos, pero a pesar de que teníamos ganas de volver a la carga, nos contuvimos puesto que Enrique me dijo que se le hacía tarde y su novia lo estaba esperando. Ante eso, no le pedí ninguna explicación. Ya me lo dijo él: era la tercera vez que lo había hecho con un tío. Nunca lo buscaba pero que ante mi provocación no pudo desaprovechar la ocasión. Nos vestimos, de nuevo el se puso el anorak, cogió sus herramientas, nos dimos la manos y se marchó. 
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