Mis masajes tántricos
Fecha: 27/08/2018,
Categorías:
Sexo en Grupo
Autor: Margaryt, Fuente: CuentoRelatos
... junté mis dedos y se los pase por la raja, metiéndoselos bastante adentro. La "aparqué" un momento y acaricié la espalda de su marido, al llegar a sus glúteos los apreté. Le asomaban las testículos por detrás, muy distendidos, la tenía afeitados, me gustaron. Sin pensarlo y desde atrás como estaba yo, rocé con mis uñas esmaltadas la piel de su escroto, gimió; agarré sus testículos, moviéndolos en mi mano como si fueran bolas, apretándolos un poco, el señor jadeaba ya. Volví con la señora, le dije que se diera la vuelta, a él también. Me situé en el centro de la cama de rodillas, el señor me devoraba los pechos con la mirada, me gustaba que me los mirara. La señora estaba a mi derecha y el señor a mi izquierda. Hice círculos sobre el vientre de la señora, le temblaban los músculos del abdomen; luego acaricié su vello púbico y rocé su clítoris, que era muy grande y le asomaba como una perla negra. El pene del señor era precioso, no por su tamaño, sino por su perfección; lo tenía erecto y marcaba una line recta en el aire, su glande era como de diseño, proporcionado y sin ni una mancha siquiera, muy rosado. El señor tenía el vello púbico afeitado como los testículos, excepto una preciosa línea central de unos cinco centímetros de ancha y de pelos muy cortitos, me gustaba. Agarré su miembro con delicadeza, circundando su glande con mis dedos aceitosos, ¡se tensó mucho!, que duro estaba, me gustaba sentir esa dureza que parecía madera. La señora nos observaba, le agarré a ella una ...
... mano y la llevé a mi pecho derecho, ella lo apretó. Cogí la mano izquierda del señor y la llevé a mi pecho izquierdo; él lo apretó también y lo aplastó contra mis costillas (mis tetas son blanditas). El señor me dijo, intentando hablar mi lengua: —Por favor, chupar mí, chupar mujer también, pagar mucho. Me dijo la cantidad y hasta el vello se me erizó. Dije que sí, había roto mis reglas a los pocos días de empezar, pero yo soy así, inconstante. Me alegré de haber usado un aceite para juegos sexuales con sabor a menta, se podía comer. Abrí mucho la boca y atrapé en el interior el glande del caballero, su pene sabía a hombre, pero limpio. Le rozaba el glande con la lengua, el me miraba con los ojos muy abiertos, extasiado de placer, estaba muy excitada, el señor comenzó a tirar con su mano de mi melena pelirroja, como queriendo que me metiera su pene entero en la boca, pero no lo hice, al contrario, me la saqué y fui directa hasta el chocho de su mujer, era tan grande su coño que me humedecía las mejillas al querer chuparlo a fondo. Me gustaba la calidez que me provocaba sentir toda mi boca dentro de sus cálidos pliegues. Sin aviso, comenzó a dar chillidos como una loca la señora y se corrió en mi boca, no muy abundantemente, pero sí muy caliente y salado. Volví con el precioso pene del señor, le di por lo menos cincuenta lengüetazos con mi larga y viciosa lengua, el me tiraba de los pelos, dejando pelos rojos arrancados sobre la cama. Mientras le daba en los testículos con la ...