1. Su primera vez con Martín


    Fecha: 06/10/2017, Categorías: Erotismo y Amor Confesiones Autor: DolceCaroline_, Fuente: CuentoRelatos

    ... compactos senos, él le dio la vuelta y la colocó mirando hacia el colchón, rápidamente subía y bajaba su lengua de pelvis a espalda, la volvió a girar para beber el vino derramado en sus pechos, mordía sus pezones despacio y le miraba con cara de vicio, todos los músculos de Nadia se encogían, no podía estar quieta, esa sensación de lujuria era indescriptible. Martín quería llevar el timón, pero el barco se le iba de las manos, Nadia consiguió invertir los papeles y tumbarlo, llenó su copa de vino y le hizo espectador de su felación. Antes de entregársela tomó un trago y lo mantuvo en la boca mientras introducía su pene, este parecía una bomba a punto de detonar, el contraste del sabor de su piel y aquel vino dulce era de lo mejor que había probado en su vida: refrescante, sabroso y jugoso. Emborracharse a causa del vino en su pene era como poco delirante, paseó la lengua por todo su tronco superior, desde el ombligo hasta su oreja, estaba fogosa, nerviosa e intranquila. Finalmente se centró en su miembro, recorría cada milímetro de su importante órgano reproductor para deleitarlo varias veces, le escupía en los testículos y los saboreaba entreteniéndose con el índice en su ano. Tenía el cuerpo ladeado, su culo quedaba perfectamente visible para él, quién bebía y le dejaba hacer lo que quisiera, no protestaba, solo disfrutaba ese momento único, balbuceando que le encantaba. —Joder, joder, esto es un lujo. – Decía Martín. Nadia cambió la fricción de su lengua por la de sus ...
    ... pechos, asentía su afirmación con su pene sumergido entre sus voluminosos senos. —Estos ratos dan mucha vida, ya podrían durar siempre. –Se sinceraba Nadia. Se tumbó encima de él y guio su gran pene erecto de manera desmesuradamente intensa hacía su húmeda vagina ensanchada. Martín le dijo que no le había dado la orden de subir encima de él, Nadia se reía mientras se agarraba al tobogán para impulsarse. — No te vayas con nadie. – Le imponía él. —Ni bajo amenaza dejaría de quedar contigo para quedar con otro. –Le aclaraba ella. —Joder que bien te mueves. – Jadeaba. —Estoy muy cachonda, necesito correrme ya. Dejaron de jugar con las palabras y siguieron comiéndose la boca, segregaban cada vez más saliva, Nadia le cubrió de lametazos todo su cuello, lo giraba con fuerza a derechas e izquierdas para que no quedara nada seco, ella también sabía ser salvaje. Martín estaba harto de verla dominando, de modo que la inmovilizó y la movió como si fuera una muñeca para colocarle en la postura que él quería, le penetró con las piernas flexionadas; Entraba, salía, entraba, la paciencia de su himen estaba llegando a su fin, en cuestión de segundos Nadia iba a reventar cubriendo todo su pene de su sustancia. Esa sensación se la contagió a Martín y ambos ardían: dentro, fuera, subía, bajaba, dentro, subía, fuera, bajaba. –Ajjjjj, me estoy corriendo- Gritaba Nadia mientras gemía en su oído. –Mírame, que me mires- Le obligaba él. En ese momento tenía un poco de vergüenza; No era capaz de sentir ...