Mar Picado, mi esposa y el mozo del bar.
Fecha: 28/08/2018,
Categorías:
Anal
Primera Vez
Sexo en Grupo
Autor: brunomamador, Fuente: xHamster
La noche estaba furiosa, una tormenta de grado catastrófico se batía sobre Mar del Plata, que sólo atinaba a inundarse y esconder su gente bajo precarios toldos de lona ajada. Corrimos hasta el cibercafé tomados de la mano, esquivando gente y charcos con parejo infortunio. Rocío llegó empapada y su pelo mojó a los demás al sacudirlo. Nos sentamos frente a una máquina cerca de la ventana.El mozo se aproximó dispuesto, y no pude dejar de notar la mirada que le dedicó a Ro, ella tampoco. Tomó la orden y se retiró espiando a mi mujer por los espejos de las paredes del bar. Nos metimos en la web para bajar nuestros correos.Pero algo se había desatado en mi mujercita. Numerosos movimientos inusuales, miradas de reojo, una cierta crispación en sus manos sobre el teclado...Se fue al baño, que era al fondo del bar, un largo y angosto local al comienzo de una galería. Se detuvo en la barra a preguntarle al mozo por el toilette y, al retirarse, él le dirigió una certera mirada a sus posaderas, gloriosas, por cierto.Yo miraba todo por uno de los espejos, sin volverme.Tardó unos cinco minutos y, cuando emergió por la puerta, el mozo la atracó con un papelito que trató de entregarle. Ella lo rechazó con una sonrisa, y señaló hacia mi ubicación con el mentón. Caminó hasta nuestra mesa y le pregunté qué pasaba, por qué esa sonrisa.- El mozo me quiso dar su teléfono.- ¿Y qué le dijiste?.- Que si quería, y vos aceptabas, la hacíamos los tres, sino, no me interesaba.Debo reconocer que quedé ...
... aturdido. Si bien habíamos hablado un par de veces de ello, nunca habíamos llegado a un arreglo para concretarlo.- ¿No dudás para nada?- No, vos está conmigo, y yo te amo.- ¿Y porqué te decidiste ahora?- Porque me dijo que tiene una verga enorme y dura. Y esa es tu fantasía...- ¿Y qué hacemos?.- Pedimos la cuenta, le dejamos anotada la dirección del departamento y le preguntamos a qué hora sale.Eso hicimos, y nos fuimos a preparar. La cara del mozo, llamado Adrián, era indescriptible. Estoy completamente seguro que nunca, como yo, había vivido algo así. En el almacén junto al barcito compramos dos botellas de tinto para “juntar valor”.Rocío estaba rara, entre excitada y asustada al mismo tiempo, toda la valentía que había tenido para encarar la situación, ahora se le venía encima en forma de dudas y misterios.Nos bañamos en silencio, que no era tenso, sino expectante. Ella se puso un conjunto de ropa interior negra que le quedaba fantástico. Yo me quedé en shorts y remera.Pusimos un poco de música y nos tiramos en el sillón a esperar.Adrián llegó a la exacta hora que habíamos pactado, bajé a abrirle y lo encontré, a él también dubitativo y nervioso. Subimos en el ascensor casi sin hablar ni mirarnos. Reconozco que la situación ya no me convencía y me atemorizaba. Mis reflejos de antaño me hicieron, previa disculpa, cachearlo para cerciorarme que no portara un arma ni entre sus ropas ni en su pequeño bolso de mano, accedió sin problemas y me manifestó que no se había percatado de ...