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Renace el harem (Capítulo 9)
Fecha: 30/08/2018, Categorías: Dominación Autor: ALTEZA, Fuente: CuentoRelatos
... empezaron o por lo menos intentaron reclamar esa actitud por parte de su Alteza. Las clientas empezaron a refunfuñar pero su Alteza enseguida las hizo guardar silencio inmediato al decir “perras, cuando su Majestad habla, ustedes callan”, las clientas quedaron mudas instantáneamente. Su Alteza les recordó que ellas firmaron un contrato el cual tenía una cláusula que ellas o sus esclavas debían acudir ante su Majestad sin reparo en caso de ser requeridas, las clientas se mantuvieron mudas, ya que efectivamente el contrato dejaba claro ese punto. El punto es que tanto sus propiedades así como sus cuentas bancarías pasan a ser mías, ustedes podrán seguir viviendo ahí, pero deberán acudir a mis llamados y postrarse a mis pies cada vez que sea necesario. ¿Está claro? Las nuevas perras respondieron con un “SI AMA” y enseguida se retiraron para realizar los cambios ordenados por su Majestad su nueva Ama, pero no sin antes mostrarle sus respetos. De esa forma fue que el que era un simple negocio, empezó a convertirse todo un imperio donde todo el esfuerzo era de las ...
... perras y todo el dinero era para su Majestad. Poco antes de dar salida a sus nuevas perras, su Alteza ordenó a una de sus esclavas más leales que acompañaran a sus nuevas mascotas para evitar engaños o posibles denuncias por someterlas. Las nuevas perras y la esclava doméstica partieron del reino y dos horas después la esclava doméstica regresaba al reino con todos los papeles legales en los que las nuevas perras dejaban a su Majestad como apoderada de todos y cada uno de sus bienes, dejando establecido que su Alteza podía disponer de ellos con plena autonomía, por lo que estaba nulificando el poder reclamar de las ahora perras de su Majestad. A partir de ese momento la dueña absoluta posó a ser su Majestad, de tal forma que si las nuevas perras se llegaran a atrever a planear algo en contra de su Alteza bastaría con sacarlas de la casa que ahora ocupaban por benevolencia de su Majestad para dejarlas en la calle sin dinero. Prácticamente estaban perdidas si intentaban alguna traición, de tal manera que solo les quedó aceptar su derrota y someterse de por vida.