Mon... Mónica. Un pecado sin remordimientos.
Fecha: 14/09/2018,
Categorías:
Confesiones
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... accionar el ascensor. Yo por mi parte acomodé mis partes como pude dentro de mi ropa interior y coloqué mi pantalón de manera correcta. Saludé a la visita y tuve que marcharme con el súper calentón que llevaba. Es más, tenia que coger el transporte público para hacer un recado, y tras dejar pasar dos buses porque no se me bajaba el empalme y no quería dar el espectáculo ni dentro del autobús ni en la parada al levantarme decidí ir a descargar, y valla que si descargué menuda corrida... Situaciones como estas eran nuestro día a día. La última que puedo contar ocurrió un día laborable de invierno. Lo tengo muy presente porque ella se puso el chaleco escotado entre verde y azul que describí anteriormente. Me preguntó que si la acompañaba. No recuerdo dónde pero había que coger el transporte público, íbamos a estar solos y llevaba ese chaleco!!! Ni me lo pensé. Estoy casi seguro que ella sabía el porqué de que me gustara ese chaleco. Recuerdo que hacia frío, yo con jersey gordo y vaqueros, y ella con ese chalequito... El caso es que tenía las manos heladas y en cierto momento se lo comenté. Ella sin pensarlo dos veces cogió mi mano y la puso entre su vientre y el famoso chaleco. Me quedé de piedra. Ésta viene fuerte -Pensé yo. - ¿Mas... calentito? Me miró con esa sonrisa de niña mala que toda mujer sabe que a cualquier hombre le pone. Me sorprendió gratamente lo suave y calentita que sentía su piel. - ¡Por supuesto! Respondí. -¿Pero y la otra? Su respuesta fue guiarme para ...
... poner mi mano en su espalda debajo del chaleco y tomar una postura de abrazo. Yo le seguí el juego. Subí mi mano hasta su nuca por dentro del chaleco y empecé a acariciarla a la vez que acariciaba la parte mas baja de su vientre con mi otra mano, intentando, poco a poco, llegar a su seguro depilada zona púbica. - ¿Tu cómo empiezas? Yo sabía perfectamente que lo que quería preguntarme era sobre cómo suelo empezar un coito. - Haciendo que te corras - Dije en tono afirmativo y mirándola a los ojos. Hubo un silencio por parte de los dos mientras manteníamos las miradas. Estábamos muy cerca uno del otro. Notaba el pantalón a punto de estallar de solo pensar que su mano posada en mi muslo subía lentamente. Pero por desgracia, no creo que estuviéramos así mas de un minuto ya que, al estar sentados en el autobús, era una postura incómoda y al intentar corregirla creo que los dos nos dimos cuenta al mirar alrededor que alguien conocido nos pudiera ver, a si que decidimos, sin palabras, seguir sentados correctamente e iniciar una conversación "decente". Yo no paraba de acomodarme el miembro totalmente erecto, evidentemente para que Mo... Mónica lo notara y ella se limitó a apoyar de nuevo su mano en mi muslo y a acariciarmelo. El trayecto terminó y nos tuvimos que bajar. Lamentablemente no hubo más ese día... Ni hasta el día de hoy, por eso el motivo de este relato: Me gustaría que Mo... Mónica lo leyera, sobre todo esto último, esto que no tuve oportunidad de responderte: ¿Qué como ...