Julio
Fecha: 07/10/2017,
Categorías:
Fantasías Eróticas
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... justo lo necesario, esas curvas que se adivinaban debajo de su traje-chaqueta eran simplemente la locura de la planta veintisiete. Tenía siempre la piel de un color tostado maravilloso, no sé dónde tomaría los rayos, pero seguro que era en un sitio carísimo y exclusivo, no en el gimnasio de la empresa, no. Sus manos, perfectamente hidratadas, las uñas siempre con la manicura francesa, no eran ni largas ni cortas, estaban en su punto exacto. ¿Y las piernas? Qué decir de ellas, tenían el punto perfecto, bien tonificadas, moldeadas a la perfección, no se observaba ni el menor atisbo de bello en ellas, y terminaba en unos pies planificadamente calzados siempre por unos zapatos de tacón. Por supuesto, inmediatamente que ella entraba, se hacía un silencio absoluto de fascinación. Ella lo sabía, claro, si no de qué... Buenos días a todos los presentes - dijo con esa voz delicada pero firme que siempre tiene. Buenos días - rezaban todas las cabezas de la mesa. ¿Empezamos? Y así se comienza una reunión más de viernes, siempre la misma lata, no llega el dinero..., hay que esforzarse más..., un poco más de imaginación, etc, etc... Una vez terminada ésta, esperábamos todos a salir en tromba detrás de Beatriz, nada como el espectáculo de su trasero duro y redondo yendo de un lado al otro, haciendo balancear nuestras cabezas al ritmo que ella marcaba, pero hoy... ¿Julio Mendoza? -preguntó Beatriz Yo no sabía dónde meterme, todas las cabezas giraron hacia mí, observándome con envidia. Sí, ...
... soy yo. Preséntate después en mi despacho, tengo una proposición que hacerte. Ni que decir tiene que todo el mundo empezó a murmurar acerca de la suerte que tenía, que así cualquiera, etc, etc... Yo, todo sonrisas. Muy bien. Efectivamente, salimos todos detrás de Beatriz, las costumbres no había que romperlas. Julio, machote, ¡vaya suerte! - me dijo Mario - si quieres te dejo el cartucho del otro día Mario, para cartucho el mío, ja, ja, ja Me acerqué hasta la maquina del café, y pedí uno bien cargadito. Me lo tomé y dirigí mis pasos hasta el despacho de Beatriz. Justo enfrente estaba su secretaria, Sonia. Buenos días Julio. Buenos días Sonia, bonita. ¿Esta tu jefa? Claro, espera un segundo - pulsó el interfono ¿Sí? - respondió Beatriz desde el otro lado. Está aquí Don Julio Mendoza Hazle pasar. Pasa bonito. Gracias. Abrí la puerta del despacho y... allí estaba ella, sentada en la silla detrás de la mesa... pero no me miraba. Siéntate - me dijo sin dirigir su mirada hacia mí. Muy bien. - Ella seguía sin mirarme, estaba como hipnotizada mirando hacia el fondo de la habitación, yo me giré para mirar hacia allí, pero no vi nada. Pasados unos segundos, ella pareció volver en sí. Perdona, pero estaba probando el ultimo producto de nuestra línea sensorial. ¿Cómo? Sí, ja, ja, no te preocupes, son unas lentillas especiales... espera, pruébalas. - Me acercó un estuche plástico - son como lentillas normales, no te preocupes, colócatelas. Ya, pero es que nunca he usado... ¿De verdad? ¡Qué ...