Julio
Fecha: 07/10/2017,
Categorías:
Fantasías Eróticas
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... preciosa. - Ella volvió a reír. Tengo una sorpresa para ti. - me dijo - He venido con una amiga, entra Mabel. Aquí estaban las dos, Mabel estaba magnifica, tenía el pelo suelto, la llegaba hasta la cintura, se acercó a Beatriz y la acarició el pelo, fue bajando su mano, acariciándola, hasta la espalda. Se sentó a horcajadas encima de ella y la empezó a besar. Yo estaba observando la escena, como distante, mientras ellas dos se besaban y acariciaban con sensualidad. Entrelazaron sus lenguas en un largo y húmedo beso. Mabel fue recorriendo su esbelto cuerpo hasta llegar al ombligo, donde le dio otro magnifico y húmedo beso, Beatriz gemía bajo los efectos de la lengua de mi mujer. Giró la cabeza y me miró, mientras mi mujer empezó a realizar un delicioso cunnilingus, Beatriz , con la mirada me ordenó que me acercara y la besara. Así lo hice. Mientras la besaba, una cuarta persona entró en la habitación, era un tipo bien constituido, venía con unos vaqueros y una camiseta blanca. Beatriz me preguntó: ¿Te importa que se folle a tu mujer? En absoluto. Efectivamente, el magnifico amigo de Beatriz, se quitó los pantalones, y mientras Mabel le comía, que digo comer, la absorbía completamente a Beatriz, éste abrió las piernas de mi mujer y empezó a su vez a chuparla. Mabel se movía como una anguila, se la veía gozando como hacía mucho tiempo que no lo hacía, a mí eso me excitó muchísimo, Beatriz lo notó, ya que empecé a mordisquear suavemente su pezón izquierdo, sumando sus ...
... estremecimientos a los que yo le producía. Mi mujer levantó la cabeza y se dio la vuelta, agarró el pene del invitado y empezó a chupárselo con la agresividad que la caracteriza, cosa que al tipo no le importó, todo lo contrario. Mientras Beatriz procedió a lo propio, introdujo poco a poco mi pene en su boca, y rememoré la visión de la mañana, pero amplificada en un cien por cien. Beatriz y Mabel, culo con culo, estaban allí, chupándonos como si fuéramos una tabla de salvación. Cuando pensé que iba a correrme, Mabel cambió su posición y ofreció al extraño su hermoso culo, éste lo tomó entre sus manos, abrió sus piernas y fue introduciéndosela poco a poco, la cara de ella lo decía todo, la quería tener hasta dentro, me miraba fijamente a los ojos y me sonreía: ¿Te importa? - me preguntó, Beatriz se giró sobre si misma y me ofreció su precioso pandero a mí, se la metí hasta dentro y respondí: En absoluto. Estuve cabalgando unos cinco minutos, y cuando Beatriz había llegado a su primer orgasmo, se la sacó y se la volvió a meter en la boca, diciéndome antes: Lo que más me gusta es saborear mis propios orgasmos. Mabel ya había alcanzado dos, y estaba machacándosela al suyo, cuando éste llegó al orgasmo, salpicando a mi mujer en la cara, los hombros, los brazos, las manos, ella, aviesa de sexo, se la volvió a meter en la boca y saboreó todo lo que pudo. Justo en ese momento yo también llegué, Beatriz se movió ágilmente, se colocó encima de mí y se la metió de un golpe hasta el fondo, mientras ...