1. Historia de un campamento


    Fecha: 17/09/2018, Categorías: Masturbación Primera Vez Autor: john_kelly, Fuente: xHamster

    ... con el pantalón pero no pudo sacarlo hasta que hubo quitado ambas zapatillas. En un instante me encontraba únicamente con mis calzoncillos. Lo miré, al darme cuenta que no estaba muy decido, yo le di ánimo. Él comenzó a bajarlos quedando al descubierto, primero mi negro y rizado vello, luego mi pene, erecto hasta el tope, muy oscuro y con los típicos líquidos que escupe cuando la excitación es abundante, y por último mis grandes cocos, lacios y rodeados de mucho vello. A pesar de que Felipe no movió un solo músculo de la cara mientras estaba ocupado en esta tarea, yo creo que algo debio haber sentido, en todo caso lo disimuló muy bien. Le tomé su mano y la conduje hasta mi pene. Él lo toco con mucha suavidad y comenzó a masturbarme. Creo que podría haber eyaculado al insante, pero la verdad es que quería prolongar aquel momento por siempre, así que tuve que contenerme. Mientras él me masturbaba comencé a bajarle su pantalón. No opuso ninguna resistencia, sino por el contrario, colaboraba de excelente manera, facilitando así mi labor. Le pedí que parara de masturbarme. Una vez quitado el pantalón pude ver sus pequeños calzoncillos, con diseño tipo leñador y su bulto, ahora mucho más suelto. Me senté con las piernas abiertas, igualmente senté a Felipe sobre mí, pero en sentido contrario. Introduje mis manos por sus lampiñas nalgas, eran de una increíble suavidad (casi de seda) y me sorprendió lo heladas que estaban. Las froté con fuerza para calentarlas. Una vez concluida ...
    ... aquella misión, me vertí en la tarea de jugar y acariciar su ano. Él sonreía producto del eficaz masaje, pero se mantenía firme en la tarea de no dejar penetrar nada en aquella, aún, virgen cavidad. Desistí. Lo besé con gran brío y succioné con mucha suavidad su lengua en repetidas ocasiones. En ese instante mis manos comenzaron a despojarlo de sus calzoncillos, lo volteé y lo arrojé de espalda al pasto dispuesto a ejecutar una descomunal mamada. Al comenzar le lamí la planta del pie, era sabrosa y estaba impregnada de su exquisito aroma. Pude darme cuenta de que su excitación era tal que le inhibía por completo las cosquillas en los pies. Le succioné el dedo mayor (su sabor me enloquecía) y comencé a lamerlo, subiendo por sus también lampiñas piernas tan suaves y lisas como sus nalgas. Mil veces había soñado con lamer esas piernas. Cuando llegué a la entrepierna, mi lengua se entretuvo un instante con sus diminutos coquitos. La labor estaba produciendo las primeras reacciones por parte de Felipe que se empezaba a estremecer de excitación. No pude aguantarme más, y mis labios instintivamente buscaron su miembro. Su olor me produjo un pequeño escalofrío. Mi lengua rodeó todo su glande que estaba ardiendo y era mucho más rojo que el resto del pene. Como respuesta Felipe se contorsionó. Mis labios ahora se encargaban de acariciar y besar su glande. Vino la primera succión. Le escuché un débil gemido al instante que se contorsionaba aún más. De súbito introduje todo su miembro dentro ...