1. m) Alex, el misterio


    Fecha: 21/09/2018, Categorías: Gays Incesto Autor: Albany, Fuente: CuentoRelatos

    ... yo deseaba ser su esclavo en momentos como este. -Sí, tu putita, tu mujercita, lo que quieras pero métela, tengo el culito caliente, cálmalo Óliver. -sorpresivamente me dio un par de nalgadas que ni me dolieron por el grado de excitación en que me tenía. -¿Quieres que te llene el culo putito? ahora verás lo que es bueno. -me escupió en el ano, lo extendió y sin avisar metió dos dedos de golpe, me impresionó la fuerza con la que entró, pero rápidamente los sacó y puso la punta de la verga en la entrada del culo, la sentía imponente y muy dura, se agarró a mis caderas, como si mi cuerpo fuera un ánfora, y de un empujón de la pelvis me metió la polla de una vez hasta el fondo. Mordí la sábana para no gritar y encogí el culo, me había dolido al entrar tan brusco y se dio cuenta, empezó a acariciarme las caderas donde tenía agarrotadas las manos y luego la espalda apoyando el pecho en ella. -Ya pasó, ya está dentro. -dejó de tener importancia el dolor al sentir sus caricias y besos en la espalda, ¿qué importaba el dolor si él había disfrutado al tomar posesión de mi de esa manera? De verdad que no era impresión de mis ojos, que a Óliver le estaba creciendo la polla, la sentía aprisionada por los esfínteres de mi culo y me continuaba acariciando, calmándome mientras hacía pequeños movimientos de caderas para que mi ano se hiciera a la verga que me rompía, dolía y también era una delicia a la vez sentir toda su hombría dentro de mi cuerpo, ahora era suyo y sentirme poseído me ...
    ... excitaba y mitigaba el dolor, bueno ya no era tanto y el placer se hacía presente, con lentitud pero ahí estaba y comenzaba a gemir con sus movimientos. -Estoy bien mi vida, hazme lo que quieras amor mío. -fue la campanada para que comenzara el combate, el culebrón comenzó a cobrar vida en mi interior cuando empezó a mover con suavidad las caderas, sacando la verga y volviendo a meterla unos centímetros, atrás y adelante, y un suave vaivén, y atrás y adelante otra vez, y yo apretaba y aflojaba el culo para que lo sintiera resbalar abrazándole la verga. -¡Qué rico Óliver! ¡Qué sabroso me follas hermanito! -la sensación era deliciosa, increíblemente ardiente y sublime sentirle como se movía en mi trasero y se aplastaba cuando entraba para llegar al fondo, tiraba de mis caderas haciéndome notar su fuerza y luego las empujaba para que, sin moverse él, fuera yo el que me la metiera y sacara. Así estuvo unos minutos excitándose más y más, y cambio para ser él quien, manteniéndome fijo y sujeto, embistiera sin piedad ni descanso mi trasero, comenzó a acelerar su movimiento y a gemir roncamente. -¡Qué rico culo tienes putito, mi putito, mi amor, voy a preñarte el vientre mi vida. -me estaba llevando de paseo, de paseo a la gloría y sin darme cuenta deseaba que su verga fuera tan larga como la de Davy para sentirla recorrerme todo el cuerpo. Seguíamos gimiendo los dos gozando de la cópula, del apareamiento perfecto. Admitido por los dos nuestro papel, sus gemidos eran hondos, profundos y ...
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