Mi Cesar
Fecha: 23/09/2018,
Categorías:
Incesto
Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues
... ventaja de la condición de su hijo? Era la más vil y malvada madre de todas. ¿Qué haces cuando sabes que lo estas haciendo mal? Ya no quería llorar. Sentí ese odio, esa lástima, ese asco y esa lujuria. Encendí la radio. ¡Siiii! LaBelle y Lady Marmalade. Ese ritmo. Me puse a bailar. Sentía la tela rozando mi cuerpo. Me sentí tan sensual, que cualquier hombre me tomaría y me haría suya. Me acaricie toda a ritmo de la música: “more, more, more”. Me tire sobre el sofá y me volví a acariciar desde mis pies, mis piernas, mi vulva, mi clítoris, mi vientre, mi cintura, mis pechos, mis pezones, mi cuello y brazos, mi boca. La canción acabó. Me descubrí con la bata abierta y mis piernas abiertas, muy mojada y mis pezones súper duros. Arregle la bata, y subí a mi recamara. Sentada sobre la cama llore de nuevo. Llore en silencio, sólo lagrimas. Pensé que no había ni habría un hombre en mi vida ya. Que este cuerpo se marchitaría más, que pronto la gravedad haría su parte y la resequedad haría más surcos en mi cara. Así fue como me encontró Cesar. Me preguntó si me sentía triste, le dije que sí. Que no había nadie más que me viera como una mujer. Muy tierno me dijo que él me quería. Mi Cesar. Un hombre que no podría tocar sin sentir culpa. El locutor saludó y otra vez había olvidado, ahora había sido apagar la radio. Otra pieza inició: Blue Velvet. Abracé a mi Cesar. No llevaba más que su toalla alrededor de su cintura. Sentí su piel, limpia, oliendo a jabón y su cabello aún sin secar. Le ...
... pedí que bailara conmigo, poniendo sus manos sobre mi cadera casi sobre mis nalgas. Acaricie su cabello, mire sus ojos tan lindos y café. Las lágrimas no cesaban. Me pidió que no llorara, pero no lo podía evitar, besé su frente, sus mejillas, su nariz, su boca. Busqué su lengua. Estaba tan quieto como un maniquí. Quería detenerme, pero mi cuerpo seguía y seguía, bese suavemente su cuello, sus pezones, su vientre sin un gramo de grasa, tire la toalla, bese alrededor de su pene, y aunque no estaba erecto continué hasta sus testículos, levantando su miembro, chupe primero suavecito, luego con mucha ganas ese par de dulces. Mi mano registro su erección y dureza poco a poco, acaricie esa nalgas duritas, buscando su ano. Trato de decirme algo, que no deje terminar pues lo senté sobre la cama. Estaba asustado, excitado y confundido. Su carita me aterrizó. Pregunté si lo lastimaba, que podía parar, que me dijera algo. Casi en un susurro dijo que le gustaba esa sensación. En la radio se oía “Yes sir, I can Boogie”. Y lo probé al fin. Era mío, su glande redondo y gordito, ese pene largo y duro, sostuve con mi boca sin manos sobre el glande, mi lengua abría su uretra y probe su sabor cuando comenzó a mojarse. Chupe todo su largo, quise tenerlo todo en mi boca, pero no cabía, succioné para sentirlo hasta lo más dentro de mi garganta. Casi se viene. Me puse de rodillas y le pedí ponerse atrás de mi. Guíe su pene hasta mi vagina que ya se había mojado mucho, entro fácilmente, le pedí que ...