La historia de mi primer trío
Fecha: 30/09/2018,
Categorías:
Sexo en Grupo
Bisexuales
Autor: Fannyco, Fuente: CuentoRelatos
... y me embistió con fuerza, me tomó del cabello con una mano mientras lo jalaba firmemente de manera que mi espalda quedó completamente en forma de arco, colocó su otra mano en mi cadera y aumentó la velocidad, podía sentir sus testículos golpeando mi clítoris, podía sentirlo hasta el fondo, continuó penetrándome de esa manera hasta que se aferró a mis caderas con fuerza, soltó mi cabello y me dio una nalgada fuerte que resonó en la habitación, eso me puso a punto, él sabía lo que eso me provocaba, era su señal, continuó embistiéndome con fuerza hasta que sentí que estaba muy cerca de llegar, se me acercó y dijo que ya no podía más, entre sus gritos y su respiración pude saber lo que estaba pasando, pude sentir un calor inmenso dentro de mí y entre sus fuertes embestidas, y sólo pensar en la situación no aguanté más y estallé después que él, mi tercer orgasmo de la noche se hizo presente, y los escalofríos no tardaron en dejarse sentir, el simplemente descansaba con su miembro dentro de mí, yo me encontraba extasiada y exhausta, me quedé quieta varios minutos. Descansando de aquellas sensaciones tan deliciosas, me incorporé para ir al sanitario a limpiarme, y las sensaciones se dejaron ...
... apreciar al hacerlo, salí del sanitario con una cara un tanto triunfante, y estaba ahí, recostado en el sofá con el bóxer puesto de nuevo, no sé porque razón los hombres hacen eso, terminan y se ponen lo que encuentren con tal de que uno no curiosee, de igual manera ya lo había visto todo, ya me lo había comido, ya lo había probado completo, y esa, era mi mayor recompensa, nos dispusimos a fumar y terminar la copa que se quedó inconclusa, hablamos de lo ocurrido, jugueteamos un poco y al terminar me fui a casa, nos despedimos de la mejor manera, al menos como a mí me parece prudente cuando busco un plan de amigos con derecho a roce, un pequeño beso en la mejilla como si nada hubiera pasado, y así, salí de su apartamento rumbo a casa. Durante mi trayecto no podía parar de pensar en todo lo ocurrido, los músculos de mis piernas dolían, mi espalda se iba relajando, mis pezones aún estaban erectos y ardían por tantas sensaciones, era un ardor que me gustaba, y el simple hecho de pensar en todo aquello me puso húmeda nuevamente. Me fui a la cama deseando volver a estar con él de esa manera, de mil maneras si era posible, después de todo, si la primera vale la pena, la segunda vez siempre es mejor.