Mi vecino me tienta
Fecha: 09/10/2017,
Categorías:
Gays
Autor: remyvelez, Fuente: CuentoRelatos
... y la sacaba casi completamente, sus manos apretando mi culo, con mi polla entre su cuerpo y el mío frotándose; con sus besos y comentarios, ya notaba como la excitación me llevaba al éxtasis, y sin necesidad de usar las manos, solo con la fricción del movimiento, comencé a correrme sobre su pecho, en una orgía de sensaciones que hicieron de ese uno de mis más intensos orgasmos. Qué caliente estabas, mira cómo te corres -me dijo, pero yo no paré el ritmo. Siguió follándome varios minutos yo continué con mi sube y baja, hasta que noté como sus jadeos iban en aumento y el ritmo se hacía más rápido. Mirándolo a los ojos lo animé, acelerando yo también la follada: ¡Vamos, córrete! ¡Dame tu leche, lléname el culo! Así, ¡dame fuerte, coño! Con bufidos muy salvajes y apretándome el culo con sus manos, su polla empezó a dar espasmos dentro mi culo y me inundó de varios lechazos que me produjeron un placer indescriptible, haciéndome estremecer mientras su mirada, fija en mí, se nublaba lentamente. Cuando pararon sus espasmos y lechazos, me derrumbé sobre él, y en esa postura, con su polla aún dentro de mí y notando como me goteaba su semen por el interior de mi pierna, permanecimos un buen rato, recuperando la respiración y sintiendo como me acariciaba la espalda y el cuello. Yo no quise moverme, estaba en la puta gloria, y él se fue relajando, con el sopor y el calor del momento. Ignoro cuanto estuvimos así, quizás un cuarto de hora, pero con sus caricias, noté como me excitaba de ...
... nuevo, y mi polla respondió endureciéndose progresivamente. Él lo notaba en su estómago, y yo comencé a moverme suavemente, besándole mientras, poco a poco, su polla empezaba a responder. Llevé mi mano a su miembro, y empecé a pajearlo, sintiendo como se endurecía completamente, aún pegajosa de su corrida. La juventud, qué ganas que tenéis siempre -me dijo socarronamente. Es que yo soy muy puta cuando me excito -le dije yo. Sus ojos se abrieron como si aún se sorprendiera de mi atrevimiento, lo que hizo que me excitara más, así que sonriéndole y manteniéndole la mirada, me levanté de su regazo y me arrodillé de nuevo ante él, y comencé a lamerle la polla, pegajosa y húmeda, llena de su semen y del olor de mi culo. La incredulidad dio paso a la excitación en su mirada, de la que yo no perdía detalle, y yo estaba a mil por los aromas y sabores que sentía. Comencé a acompasar la mamada, cada vez más intensa, con un masaje a sus huevos, y me masturbaba yo a la vez. Se la comía con ansia, devorándosela, y me pajeba con igual violencia. Quería exprimirle, que se corriera de nuevo en mi boca, sentir su polla latir, y fue una mamada salvaje, a la que él respondía con gruñidos y gemidos, sin levantarse del sillón. Mi boca me dolía, pero cada vez la metía y sacaba más rápido y profundo, deseando sentir su semen. Arreciaron sus gemidos y yo mi mamada, y pronto sentí el primer lechazo en mi garganta, que me atragantó con el impacto, pero seguí, sin sacármela de la boca y sin dejar que se ...