Historia del Chip (032) Besos - Irma 009
Fecha: 02/10/2018,
Categorías:
Fetichismo
Dominación
Autor: chopin, Fuente: CuentoRelatos
Los rituales son una expresión de las necesidades de las personas. Al menos, así lo creyó Irma. Se despertó lúcida, la noche un recuerdo lejano, la excitación un eco inacabado. Lena llegó enseguida y acarició los lóbulos antes que nada, y el beso llegó a continuación. Irma se encendió de golpe, los pezones carentes se llenaron de sangre. Incluso sabiendo que no serían acariciados, el anhelo estaba ahí. Prefirió centrarse en el placer en las orejas que, -como no podía ser de otra manera-, volvió a ser escasa duración. Las pinzas se aferraron y comprimieron salvajemente. Sintió el peso y las bolas. Un nuevo beso. Era mejor así. Resistir el placer, ceder al dolor. Le agradecería efusivamente a Miss Iron sus consejos. Estuvieron tanto besándose que Irma no tuvo más remedio que pedir clemencia. —Está bien— dijo Lena. —Vamos a ducharnos juntas... si te parece… A Irma le divirtió que preguntara, se suponía que no tenía derecho a elegir. Lena le quitó los pendientes y la parte de arriba del pijama, cuidando de no retirar la venda. Volvió a colocar las pinzas en su sitio y procedió a despojarla del pantalón. Con lentitud Irma se incorporó del todo. Ahora ya estaba desnuda, salvo la venda y las pinzas en las orejas. Lo que había deseado durante toda la noche. Lena no iba a tocarla. Iba a disfrutar contemplando su cuerpo. Mantuvo los pechos erguidos y la cintura lo más encogida que pudo, odiando su gordura, que ni podía plantearse que no era real. —Bella dama, acompañadme. Irma siguió ...
... a la mano que tiraba de ella. No fueron al baño que conocía. Debía ser el que utilizaba Lena. Le indicó que cuando estuviera juntas no era necesario que se quitase los pendientes en el baño. Tenía una sorpresa para ella. Irma notó como se agachaba enfrente de su cuerpo y por un momento pensó que iba a tocarla entre las piernas o examinar su vagina expuesta, pero resultó que eran unos zapatos. Estaba ayudando a ponérselos. Debían ser extremos pues sintió el pie casi vertical. Se apoyó en una pared. No sabía cómo se agarraban, no apreciaba correa o tope entre los dedos. Lena se lo explicó. —Son unos modelos experimentales. Se sujetan a través de la suela del pie. El material crea un fuerte rozamiento y tus pies no pueden deslizarse. Pero la altura de los tacones hace que debas tener cuidado al andar y siempre una mano debe estar apoyada en la pared o en un mueble, por lo menos mientras no tengas soltura. Y que lo digas, pensó Irma. No parecía lo más adecuado para una ducha. Y los condenados pendientes tampoco. Lena le cogió el codo para que se apoyase. —Ve despacio. Aquí delante hay una bañera grande. Nos ducharemos en ella. Levanta la pierna izquierda, lleva la rodilla al nivel de la cadera. Ahora gira un poco y bájala. Cuida de no resbalar al apoyar. Podía imaginarse el espectáculo que estaba dando. Se olvidó por un momento del dolor arriba. Irma percibió como Lena se quitaba su pijama y se metía dentro. Volvió a agarrarla fuertemente del codo. Se excitó sabiendo que también ...