El encantador de perras -01-
Fecha: 04/10/2018,
Categorías:
Control Mental,
Masturbación
Autor: Vanilla, Fuente: CuentoRelatos
Nunca olvidare el día en que todo comenzó. Cuando este don, misteriosamente se manifestó en mí, comenzó una nueva etapa de mi vida, a la cual siempre agradeceré. Todo comenzó con la noticia de que mi dulce y linda hermana menor, vendría unos días a visitarme. Mi hermana Ruth, la cual no veo hace... cerca de 2 años. Claro, siempre nos comunicamos por mensajes o llamadas, pero dejamos de vernos cuando el estúpido de su marido intento golpearme, en un intento de mostrarse superior, pero solo termino fuera de mi casa, y con un cardenal en su ojo. Ruth siempre fue de esas jóvenes a las que les gusta llamar la atención y decide sobrepasarse todos los días... Mi hermana... de alguna manera siempre me había llamado la atención. En fin, ese fin de semana cuando recogí a mi hermana en el aeropuerto, esta no dejo de hablar ni dos segundos. Apenas y tomaba aire, se notaba emocionada... Y eso me irritaba... Había olvidado lo chillona y aguda que era su voz, y su manía por hacer gestos con el rostro o las manos cada vez que hablaba... Era... irritante y muy molesto. En una de esas, ambos estábamos sentados en el sillón, mirando una película, y esta me hablaba sobre... alguna tontería que había hecho su marido. Ya con los dientes rechinando, le grite que se callara y solo prestara atención a la película. Rápidamente, esta cerró la boca y se dispuso a ver la televisión. La mire con confusión, pero no le hice caso. -¿Por qué en vez de hablar tanto, no haces unos sándwiches?- hable para mí ...
... mismo, aun molesto, pero rápidamente vi como esta se levantaba y caminaba a la cocina. Su expresión seria y su mirada fija me asustaron un poco. Luego de unos 10 minutos aproximadamente, Ruth volvió con un platón lleno de sándwiches y una cerveza. Coloco todo en la mesa de centro que había frente a mí, y se quedó parada a mi lado. ¿Sera cosa mía... o Ruth está obedeciendo mis órdenes? Parecía totalmente desorientada y había acatado dos órdenes, una indirecta, pero contaba... Con un poco de duda, la mire fijo y pronuncie su nombre. -Ruth pon tu mano en la cintura -ordene claro y alto, sonriendo cuando ella obedeció sin titubear. Hice unas pocas pruebas más, hasta que decidí cruzar ese fino limite, que nos separaba de ser hombre y mujer, la hermandad. -Ruth... quítate el vestido. Vi a mi hermana obedecer, quitándose lentamente el vestido, dejando al aire un par de tetas, de buen tamaño, con un gran pezón rosadito, y una bombacha turquesa, que dejaba a la vista unos pequeños pelos a sus costados. Me levante y me acerque a ella, tomando uno de sus pechos, viéndola apartarse con miedo y confusión. -¿Que se supone que haces, Nicholas? -Ruth, ponte firme y mira al frente, quédate callada y se una buena chica -le ordene con una sonrisa maliciosa, viéndola obedecer, sin mucho más que pueda hacer. Comencé a tocar y a frotar sus senos... eran de un buen tamaño, casi de la palma de mi mano. Su color tostado, hacia buena combinación con sus pezones rosados, y el tamaño hacia resaltar su ...