Mi madre es una pinche güila
Fecha: 06/10/2018,
Categorías:
Sexo con Maduras
Voyerismo
Tabú
Autor: Arandirelatos, Fuente: xHamster
... Ella insistió en no dejarme ir solo así que ambos nos fuimos a casa.Durante el trayecto traté de tranquilizar a mi hija diciéndole que no se alterara. Que si así había actuado su novio hacía evidente que él no era lo que ella creía y que era mejor que lo olvidara. Ya habría alguien de su edad que en verdad la amara y...Pero a pesar de mis palabras yo no podía sacar de mi cabeza las imágenes de aquél con mi esposa. «¡Pero claro!», pensé justo en ese momento. Vi la hora. Ana María debía estar recibiendo “sus clases de cómputo”.Le marqué con mi celular y ella contestó. No le dije que íbamos para allá, claro.—¿Qué pasó? —dije, articulando con torpeza mis palabras.—Pues es lo que digo, qué pasó. ¿Dónde andas? —me respondió Ana.Seguí platicando con ella cualquier cosa. Lo que quería era ganar tiempo, distraerla, que se confiara y que cuando llegáramos la tomara por sorpresa.—Oye, ¿qué haces?, te oyes agitada —le pregunté en cierto momento.—¿Eh? Ah estoy t****ando —me respondió con total confianza.«Sí, t****ando, como no, con la panocha», pensé.Incluso me pareció escuchar leves risas, seguramente provenientes del Fedelobo, o... ¿...quizás ...
... de Tulio?Cuando me preguntó si quería caldo tlalpeño para la comida, me vino a la mente la imagen de mi esposa siendo penetrada mientras decía eso. Penetrada desde atrás por un joven quien lo hacía con total deseo. Sentí cómo se me paró la verga nuevamente.Esa dureza... esa incomodidad mientras manejaba fue placentera.Ahora iba llegando a casa junto a mi hija. Estaba seguro de que me encontraría con mi mujer con la verga de otro bien metida en ella, estaba seguro... eso deseaba.Procedí con cuidado dejando el coche a una cuadra para que Ana María no nos notara llegar. Con tal pretexto me desprendí de Viridiana pidiéndole me esperara en el auto para poder hablar a solas con Ana María. Mientras iba caminando yo me la imaginaba con aquél, la veía en diferentes posiciones y eso sólo me hacía hervir la sangre.Tras ingresar en la casa con el máximo sigilo me dirigí a la planta alta. Subiendo las escaleras pude, creí, escuchar los gemidos sexuales de la pareja. Incluso olí el hedor de la cohabitación. En ese momento fui consciente de que me había casado con toda una hembra de sangre caliente. La mejor mujer del mundo (por lo menos para mí).FIN