Miriam, Anita, yo y nuestra cama - Relatos Eróticos

Miriam, Anita, yo y nuestra cama

Pasaron dos semanas enteras desde mi último encuentro con Miriam, donde habíamos estado disfrutando una tremenda noche en un club de intercambio de parejas…Durante ese periodo no tuve la más mínima noticia de ella, ni un mensaje, ni un llamado… nada de nada…Me preocupé un poco, pensando si tal vez ella había vuelto a ese club llevando a mi esposa como compañía… Me puse a pensar en las últimas ausencias nocturnas de Anita y entonces llegué a la conclusión de que podría haber sido al menos en cuatro oportunidades…Estaba cavilando en lo tan hijas de puta que podían ser mi esposa y mi sensual amante, cuando de repente el sonido de mi teléfono me sacó de ese ensueño. Era Miriam.“Estás ocupado…?• Decía el mensaje…“Para nada, estoy solo en mi casa” Respondí enseguida.“Entonces voy para allá. En media hora…” Escribió…Me puse loco. Yo no estaba seguro dónde podía estar Anita a esa hora; tal vez en su clase de tenis, de compras o cogiendo con otro tipo. Ella tampoco sabía que yo a esa hora estaba en casa desde más temprano…Después pensé que no debía preocuparme tanto; ya que Anita y Miriam también eran amigas. Por lo tanto, si se encontraban en nuestra casa, mi amante podría justificar su presencia diciendo que había pasado a visitar a mi esposa.Más relajado, me fui a dar una ducha y a vestirme bien para recibir a esa hembra salvaje. El morbo de pensar que podría terminar esa tarde cogiéndome a Miriam en la misma cama marital que compartía con Ana, me excitó ...

... sobremanera…Puntualmente llegó esa mujer que me tenía tan caliente.Entró de manera avasallante y me comió la boca apenas traspasó la puerta de calle. Le dije que no era muy seguro estar en mi casa, ya que yo ignoraba el paradero de Ana…Pero Miriam se rio a carcajadas y dijo que me tranquilizara:“Tu mujercita fue a pasar el día en la casa quinta de ese nuevo personal trainer… ese americano rubio, grandote, musculoso, bien macho y con un pito enorme…”Me imaginé a Anita gritando en inglés, aguantándose una buena verga anglosajona durante toda la tarde…“Tenemos tiempo hasta la medianoche, bebé…” Insistió…Retrocedí para mirarla de pies a cabeza. Estaba radiante como siempre; vestida con una falda mediana ajustada al cuerpo, que dejaba ver sus torneadas pantorrillas. Sus redondas caderas se veían más invitantes que nunca. Su maquillaje me provocaba cierta inquietud en la punta de mi verga; en especial sus sensuales labios pintados de rojo…“Me extrañaste…? Preguntó, haciéndome una caída de ojos“Estaba preocupado por tu ausencia de mensajes…” Le dije“Estuve ocupada con tu linda mujercita…” Me aclaró y entonces, la imagen de Ana desnuda entre varios hombres en ese club swinger vino a mi mente…Miriam me leyó la mente…“Fuimos a ese club con Ana; las dos solas, sin decirte nada a vos. Pero no te preocupes; había más mujeres disponibles que hombres esa noche. A tu linda mujercita le rompieron bien la cola entre dos tipos solamente y las mujeres después la hicimos acabar una diez veces a lengüetazos…”Ahora me ...