Delirio Sagrado: La llamada.
Fecha: 17/10/2018,
Categorías:
Fantasías Eróticas
Autor: xverzo, Fuente: RelatosEróticos
La madrugada gris en que Amanda Palermo se presentó en el colegio católico Inés Corazón Sagrado se pronosticaba entre los pasillos una fuerte lluvia. Era inicio de año escolar, y por lo tanto, una excitación general alborotaba todo el patio a la espera de la locución de la directora del colegio. Amanda se agarraba las manos, trataba de mirar a todos el tiempo suficiente para esquivar los contactos visuales. “Evite los roces” le habían dicho sus colegas. Su esponjoso rostro adolescente contrastaba con el semblante duro y frío de las demás maestras. Su ejercicio de observación se interrumpió sólo cuando la Madre Rebeca dijo su nombre en el micrófono: “…Su nueva profesora de Ciencias Sociales, Amanda Palermo.” Sólo entonces se volvieron inútiles todas esas previsiones: no los mires a los ojos, no les demuestres temor, no agaches la cara, mira al frente, todo se desapareció por un momento. Entonces fue avanzando hacia la tarima, subió los escalones sintiendo cómo el estómago se le retorcía de miedo y cuando estuvo frente a la multitud de jóvenes se dejó llevar. Lukas Howedes, ajeno al temor de aquella maestra, temía por sí mismo. Acababa de entrar al colegio, estaba en la escala más baja de la cadena alimenticia y aunque poco a poco iba comprendiendo que todo lo que le habían dicho de los colegios católicos exclusivos para varones era una reverenda mentira, no podía sentirse tranquilo, sentía que todo era una trampa y que en algún momento algún bravucón lo enfrentaría y le ...
... quitaría todo su dinero y lo llevarían al baño a darse un baño en el excusado. Por ello no se confiaba de las amistosas preguntas que escuchaba en las filas del patio (ordenadas por grados 1ro, 2do, 3ro, 4to, 5to) y respondía con una seriedad que delataba su nerviosismo. Fue entonces cuando Lukas escuchó la voz que habría de atormentarlo noches enteras. “Buenos días, mi nombre es Amanda Palermo, soy psicóloga, y estaré encargada de los años 3ro, 4to y 5to”. Ahí Lukas dejó de escuchar, porque sintió entrar en una desgracia repentina, quiso protestar airadamente, blasfemar. Y enseguida la lluvia los dispersó y vio desaparecer a la nueva maestra entre las demás maestras y corrió como todos a buscar a un rincón donde resguardarse de la lluvia. Al terminar el día, ya en dormitorio, Lukas tenía un sentimiento de traición cuya raíz no lograba entenderla. ¿Dónde nacía y dónde terminaba aquel sentimiento? Y en la noche lo entendió. Pues un insomnio insoportable insistía en recordar la figura pálida, recta, esbelta, la voz dulce con un tono áspero fingido que le daba un aire de autoridad platónica, las manos siempre juntas e inquietas que no se atrevieron a acomodar el cabello que le danzaba frente a la cara. Era ella, Amanda, quien fundaba ese sentimiento de traición en su pecho. En su estómago. En su vientre. Enseguida olvidó los mitos de la escuela acerca del colegio católico. Las madres no eran brujas. Y mucho menos amargadas. Eran estrictas, era cierto. Pero si se mantenía dentro de los ...