Angy-Ángel
Fecha: 31/08/2017,
Categorías:
Confesiones
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
Angy, me dijo que se llamaba. La conocí en la central camionera una noche que llegaba de un viaje de trabajo. Estaba recargada en la pared de uno de los corredores, llorando muy triste. Así que me acerqué y le pregunte si podía ayudarla en algo. Era de baja estatura, de unos 15 años, morena de cabello oscuro y largo. Después de convencerla de mis buenas intenciones me confió que había llegado de San Luís Potosí, una ciudad en el centro de México. Me dijo que no llevaba más que lo traía puesto, pues la habían robado en el camión mientras iba dormida. Solo llevaba puesto un pantalón de mezclilla muy ajustado y una sudadera color gris. Unos zapatos de tacón con los que llegaba al metro y sesenta de estatura aproximadamente, eran todo lo que llevaba. Le dije que yo no vivía lejos y que ya era muy tarde, que si quería la alojaba ahí conmigo por esa noche y ya mañana veríamos que hacer. Acepto mi oferta y nos fuimos a mi casa. Como le dije que yo también llegué hacia pocos años de fuera de la ciudad igual que ella sin nada, más se confió. Al llegar le dije que si se quería dar un baño lo hiciera con confianza. Me respondió que sí y se metió a la regadera. Saqué ropa, una trusa y camiseta para que se pusiera y un short. Cenamos y platicamos un rato y ella durmió en el sillón de la sala. Para no discutir y porque como era muy pequeña de cuerpo y como quiera dormiría mejor que yo en el sillón, la dejé que ahí se acostara. Durante la plática me había dicho que no conocía a nadie en ...
... la ciudad, que con el dinero que traía calculaba que le alcanzaría para pagar dos semanas de asistencia y alimentos, pero que ahora no tenía nada. Le respondí que no se apurara, que yo la iba a ayudar. Que al otro día la llevaría a comprar algo de ropa y cosas que necesitara y que ya luego cuando consiguiera trabajo me pagaba y que ya se durmiera tranquila. Nos fuimos de compras, era sábado y no tenía que ir al trabajo. Nos paseamos por el centro y comimos allá. Regresamos por la tarde y ella se probó la ropa nueva y se maquilló con lo que le compré. No pude disimular mi encantamiento ante una joven tan bonita. La diferencia de edad de 10 años me valió. Era una niña muy guapa y sensual y ese vestido rojo, ajustado y con ese maquillaje se veía muy bien. Su piel morena tan brillante y tersa me encantó y sus labios finitos tan bien delineados, mucho más. Sus grandes ojos negros de largas pestañas tenían un brillo juvenil muy hermoso. Me senté a su lado y acerqué mi boca a la suya besándola suavemente. Ella me rodeó con sus brazos y abrió su boca dejándome explorarla con mi lengua. Su mano bajó a mi bragueta y al ver como estaba tan abultada me acarició la verga sobre el pantalón. Suavemente al oído me dijo –sácatela- me desabroché y la saqué toda bien erecta. Sus ojos brillaron más aún y su sonrisa delató su aceptación a lo que veía de cerca. Estiró su brazo y la rodeó con su mano sin poderla abarcar completa. –Qué grande…- me dijo y suavemente, apenas apretándola la jalaba muy ...