1. La primera vez que vi a María desnuda


    Fecha: 22/10/2018, Categorías: Bisexuales Primera Vez Autor: doloris, Fuente: CuentoRelatos

    ... expresar lo que sentía, imposible de expresar todo aquello Bese una y otra vez su lindo rostro, enrede su pelo con mi mano, ahogábamos las dulces palabras con interminables besos que nos hacía estremecer de amor. Embriagada por el deseo baje hasta sus pechos para acariciarlos, besarlos y con mis labios busque sus delicados y rosados pezones en espera me regalaran alguna gota de su exquisito manjar. Duros como el hierro los notaba entre mis labios y dientes, María suspiraba de placer y su mano iba de mi sexo a mis pechos con los dedos empapados de mi deseo. Con su sedosa humedad mojaba mis pezones entre pequeños pellizcos que me provocaban un dulce dolor que me hacía gemir de placer De su boca salió un gemido y varias gotas de su leche invadieron mi paladar, María busco mi boca para juntas sentir su sabor. Entre sollozos separe mis labios y mirando su linda carita la dije: - Gracias por regalarme tu amor con pequeñas gotitas blancas. Las lágrimas resbalaban por nuestros rostros y nos fundimos en un apretado abrazo hasta notar el latido de nuestros corazones. En ese estado de emociones indescriptibles María muy bajito dijo: - Que extraño misterio hay en la sal que solo está en las lágrimas y en el agua del mar. Me separe de ella y mirando sus inundados ojos sentí desfallecer y solo le pude decir entre sollozos: - Bésame que quiero morir de amor en tus brazos. - No mi niña nuestro amor solo acaba de nacer y tiene mucha vida que vivir para las dos. Los besos y caricias eran in ...
    ... terminables, recorrimos nuestros cuerpos besando y acariciando cada centímetro, nuestra entrega en ese universo de sensaciones era tan grade que un simple beso nos provocaba gemidos de placer. Atraídas por nuestros aromas y el deseo, buscamos nuestros inflamados sexos para ensalzarnos como dos fieras en un combate por la búsqueda del placer más carnal que existiera. En ese estado de lujuria y ciegas de deseo, nuestras lenguas acariciaban cada pliegue y cada rincón de nuestros sexos inundándolas de su perfumado y sedoso sabor. Yo introducía mis dedos en su vagina para acariciarla mientras mi lengua buscaba su clítoris para succionarlo y sentirlo entre mis labios. María se estremecía de placer y notaba como sus orgasmos la hacían enloquecer entre ahogados gemidos. Ella chupaba, lamia y mordía mi sexo ciega de deseo, notaba como su lengua rozaba mi virginidad y le pedía lo rompiera para que ella fuera quien traspasara por primera vez el umbral de mi pureza, quería sentir sus dedos entrando dentro de mí. Los orgasmos eran innumerables, mi cuerpo se estremecían de placer y una corriente eléctrica parecía recorrernos de pies a cabeza con descargas continuas que salían de lo más profundo. Ciegas por la pasión no podíamos parar de lamer, chupar e incluso morder nuestros sexos, éramos insaciables, estábamos fuera de sí y solo buscábamos el placer continuo, en sagrada unión con los aromas y sabores de nuestro deseo, parecía que queríamos sentir dolor de amor. Rendidas y exhausta fuimos ...
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