1. La vecina de Aldo


    Fecha: 24/10/2018, Categorías: Bisexuales Autor: cito63, Fuente: RelatosEróticos

    ... cabeza si no quería volverme loco. Era sábado y como casi todos los sábados salí de casa a eso de las once y media para ir a comprar el periódico y el pan. Nada más salir a la calle oí mi nombre: –¡Aldo!..., hola, buenos días. –Buenos días, respondí. La contemplé un instante, asomada al balcón con una sonrisa de miel en los labios. Vestía una bata casera de tela fina, el primer botón de la pechera sin atar y también los dos últimos en la parte baja. Se adivinaba más que se veía, desde mi posición, sólo el nacimiento de sus pechos firmes y casi nada podía ver de sus muslos. El corazón se me aceleró. –Oye, tú entiendes algo de electricidad, dijo seguidamente. Se me fue la luz hace un rato y no sé qué hacer. –Si la cosa no es gorda, supongo que algo podré hacer yo. Voy a comprar el periódico y el pan y, en cinco o diez minutos me paso. –Gracias, dijo sonriente y se retiró. Mientras avanzaba hacia la tienda sentía los latidos del corazón golpearme el pecho, al tiempo que me hacía algunas preguntas, pero sobre todo una me inquietaba: ¿dónde estaría su marido? Volví todo lo rápido que me fue posible, después de esperar más de cinco minutos en la cola de la panadería. Dejé las cosas en casa, le dije a mi madre que a lo mejor no venía a comer, le conté que me había encontrado con un compañero del instituto que estudiaba en Madrid y seguramente nos iríamos a comer juntos. “Que venga a casa”, dijo mi madre; “ya veremos”, contesté, y sin demora me dirigí a la puerta de mi bella vecina y ...
    ... pulsé el timbre con cierto nerviosismo. Abrió al instante, como si me aguardara. –Pasa, dijo, y gracias por venir. No se había vestido y lo tomé como un buen presagio, únicamente llevaba puesta la bata, hubiera apostado a que debajo no llevaba ninguna otra prenda; en la parte superior era evidente, pues al ser yo un poco más alto podía ver una apreciable porción de sus redondos y firmes senos y los pezones se recortaban turgentes tras la fina tela. En la primera inspección no me dio tiempo a examinar la parte baja, se volvió rápidamente después de cerrar la puerta y me guió hasta la puerta del salón, aunque no llegamos a entrar. –No sé que ha podido pasar, me estaba duchando y de repente se fue la luz, no he tocado nada porque soy una negada para estas cosas. –Bien, vamos a ver. Tenías algo conectado, la lavadora... –Sí, puse la lavadora y también el lavavajillas... Igual se ha fundido algo. –Desconecta todo lo que esté conectado y veamos qué pasa. Fui a ver los cuadros eléctricos y vi que habían saltado dos palancas. Me entretuve unos segundos hurgando en los botones y al fin le dije que encendiera la luz. –Ya está, dijo muy alborozada. Muchas gracias. Ni me preguntó por la avería, y una idea me rondó por la cabeza, ¿no habría bajado ella el diferencial?, al menos no me parecía normal que no fuese capaz de detectar tal problema. –¿Quieres un café, una cerveza...? Pasa a la sala y siéntate. –Bueno, un café, si eres tan amable. –Siéntate, en seguida lo preparo. Pasé al salón. ...
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