1. Fantasía erótica: Lorna


    Fecha: 21/11/2018, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: OscarVilla, Fuente: CuentoRelatos

    ... conectados, tan solo dos. Uno, ni tan siquiera se inmuta al detectar tu presencia. El otro, un joven estudiante, se alboroza al verte surgir de la nada. Sin duda eres uno de los sueños dorados de aquel chaval. Una madura atractiva como tú, hermosa, de buenas carnes, sensual, morbosa, misteriosa, casada. ¿Qué más puede pedir? Te ha visto desnuda varias veces, ha gozado de tu cuerpo y ahora, al verme entrar, reclama tu atención. Su primera pregunta lo dice todo ¿estás sola? Con la respuesta negativa surgen otras propuestas para los días subsiguientes buscando el instante en que, en la soledad de tu casa, puedas desnudarte para él como hiciste otras veces, puedas masturbarte para él como hiciste en otros instantes vividos en comunión de deseos. Con evasivas doy la conversación por finalizada y sin pensarlo más veces cierro aquella lista de individuos que te desean y que quieren hacerte suya. Todos menos aquel que ni se inmutó al ver tu nombre conectado. Luego, como queriendo hurgar un poco más en tu vida, hacerla más mía, exploro tu perfil y descubro tu foto, hermosa, sugerente, sensual, como ofreciéndote como fruto de deseo a todos aquellos privilegiados que pueden gozar de tu sonrisa, de tus palabras, de tu cuerpo cálido e insinuante. Cierro los ojos y recuerdo el día que te conocí. No creo que fuese la casualidad, simplemente el premio a la búsqueda incesante, al deseo primario de alcanzar un estadio imposible de olvidar. Y te imagino, te imagino en tus tardes de soledad ...
    ... desnuda ante tu cámara para que otros puedan gozar de ti como yo lo hice; te imagino introduciendo tus bolas chinas dentro de tu cuerpo para consumar el placer, la posesión brutal; te imagino masturbándote y dejando que un salvaje orgasmo te traslade a un universo de placeres ignotos. Pienso en todo ello y te imagino encadenada, desnuda, siendo presentada ante varios hombres para que disfruten mirándote, incluso tocándote; para que alguno pueda comprarte, hacerte suya como su esclava de placer. La imaginación se desborda y la mente corre a buscar la razón última del deseo, del deseo morboso y oculto. Pienso en aquello que un día te conté. Una discoteca. Sales a bailar sola, con tu ropa insinuante. Yo me quedo sentado, mirándote. Pronto tu presencia surte el efecto deseado y un hombre desconocido se acerca a ti, baila a tu lado. No tarda en susurrarte algo, en decirte algo casi al oído. Tú sonríes. La canción termina y regresas a la mesa, a mi lado. Minutos más tarde vuelves a la pista. El hombre de nuevo corre a tu lado, se acerca un poco más. Continúas bailando. Seguro que le estás hablando de mí, de tu marido a quien no le gusta bailar. Dejas, con picardía, que aquel tipo sienta que estás atraída por él, que te gusta. Sigue bailando contigo. Al final lo invitas a nuestra mesa, una excusa cualquiera servirá o tal vez ni eso. Conversamos los tres durante un rato. Tú sabes muy bien hacer el papel de esposa. Transcurridos unos instantes me excuso y voy al servicio. Entonces se ...