1. Atendido por mi cuñada Margarita


    Fecha: 10/12/2018, Categorías: Incesto Infidelidad Autor: romiyjoal, Fuente: CuentoRelatos

    ... rodillas sobre un cojín que dispuse en el piso y coloqué con torpeza de emoción la puntita de mi verga en el pelaje vaginal. Dejé que mi pene se acostumbrara al tacto velludo sobándola una y otra vez hasta que se hincó en la entrada de su hoyo. Ella me miraba a los ojos y yo no podía descifrar lo que escondía la perversidad de su mirada. Embestí con suavidad y mi verga se hundió delicadamente en la indescriptible profundidad del placer prohibido. La sensación parecía venirme de todas partes. Pero lo más impactante era la sensación increíble de comodidad que me daba el poder penetrar sin esfuerzo, sin temores, con una facilidad novedosa. Solo embestía de atrás hacia adelante y mi verga entraba toda en la humedad del hueco de Margarita. Que sensación de placer tan fuerte. No podía creérmelo. Ese jueves veinticuatro de marzo a medio día fue el día fundacional de mi felicidad sexual, valga decir felicidad vital. Margarita, empezó a gemir sin control, cerró sus ojos y sus músculos se relajaron. Dejó de mirarme con ojo clínico como si yo fuera un ratón de laboratorio y se entregó al disfrute del sexo prohibido. Mi verga le daba otros placeres que la de Alberto no como me confesaría después. El ver a un hombre prohibido, moreno, velludo la estimulaba mucho. Pero tenía mucho que ver, el que yo fuera el marido de su hermana menor. Eso la volvía loca. Yo la seguía embistiendo entrando y sacando a ritmo agitado pero controlando mi miembro de sexo enchumbado de jugos femeninos. Estaba ya ...
    ... a punto de llegar al punto de no retorno cuando de repente ella se desensartó con aliento alterado. - Tenemos que cambiar de pose. Se giró entonces y se dispuso en cuatro patas. El culo blanco lo tuve todo para mí. Lo quería lamer. Mi timidez se me había borrado. No le pedí permiso y en vez de penetrarla de inmediato, acerqué mi nariz a su culo y le inicié un cunnilingus descontrolado. Margarita se sorprendió de mi acto, pero asintió con un gemido sensual y profundo. Mi lengua saboreó sus jugos y jugueteaba entre la raja húmeda de su vagina y el anillo de su culo. Mis manos necias acariciaban y agarraban sus nalgas. Margarita asentía cada acto mío en su culo. Luego si me dispuse en posición de embestida y se la volvía meter. Literalmente era un sueño hecho realidad. La curvatura de mi pene no me había permitido antes disfrutar de esa pose. Había vivido frustrado por eso y ahora todo era tan fácil, no podía creer al mirar mi verga completamente hundida hasta el tope en la concha de mi cuñada y mi pelvis golpeando sus hermosas nalgas. La tenía bien clavada y ella no paraba de gemir y dar gritos exigiendo más y más verga. Me olvidé que todo esto era un mandato médico. Mis manos necias se apoyaron en sus caderas asiéndola más hacía mi para hacer la penetración, más firme, mas carnal, mas animal. Esas mismas manos necias tantearon cada vez más lejos, ahora acariciaban su dorso terso hasta que por fin conquistaron la carnosidad de sus tetas grandes por encima de sus sostenes. Eran ...