1. La petera del barrio


    Fecha: 20/12/2018, Categorías: Sexo Oral Autor: ámbar coneja, Fuente: CuentoRelatos

    ... estaba tan calentita, rica y, encima era un montón! Pero, lo mejor de todo es que después me lo llevé a la terraza, con la excusa de que necesitaba tomar aire para bajar el escabio! Ahí pelé las tetas para calentarlo un poquito más, y le re tanteaba el bulto mientras me lo chapaba! Hasta que me arrodillé y volví a petearlo, pero maaaal boluda, tanto que me re atragantaba con su pija, y a él le gustaba fantasear con que mi hermana, o sea, su novia nos estuviera mirando! Esa lechita también me la tragué todita! Sus confesiones no tenían paz para mi inocencia. Pero mi bombacha comenzaba a mojarse con la sola idea de imaginarla con un pito en la boca. Esa tarde no pudimos seguir hablando porque llegó la hija, y yo tenía algunos trámites que hacer. El jueves fui a su casa con unas galletitas de naranja que preparé para ella, puesto que sé que le encantan, y ese día terminé de convencerme de que Valeria no tenía límites, ni los precisaba. Llovía como loco, hacía un poco de frío y, su hija no estaba en la escuela, aunque igual salió con amigas. Hablamos un rato de algunas pavadas, hasta que sonó el timbre. Me dijo que ya volvía conmigo, pero, esta vez, hizo pasar a un pibe de unos 20 años, todo mojado y con una mochila en la espalda. Yo me quedé en la cocina desparramando las galletitas en un plato, y ella en el living hablaba con el pibe. ¡mirá cómo estás de mojado, pobrecito! Imagino que tu pija tiene ganas de qe mi boquita le saque toda esa lechita, no bebé? Tu hermano te dijo ...
    ... que vinieras? Le gustó cómo se la chupé? Él solo decía que sí con la cabeza. Casi no podía hablar, y se lo notaba nervioso. Ella le sacó la mochila, lo sentó en el sillón, le bajó el pantalón y el bóxer, se abrió la camisita y se sacó el corpiño para mostrarle las tetas. ¡espero que no te moleste que esté mi amiga del otro lado! Vos concentrate en mis tetas chiquitín! Te gustan?!, dijo Vale acercándoselas de a poco a la cara, pero sin dejar que se las toque. Enseguida todo lo que veía era la cabeza de mi amiga sobre las piernas del guacho, subiendo y bajando, comiéndole la pija con su boca levemente pintada de rojo, gimiendo suave y, como estaba con una calza medio viejona, podía ver cómo le asomaba la bombacha por atrás al estar hincada en el suelo. Les juro que, a pesar de que sé que es mi amiga, eso me excitó al punto que necesité reprimir un gemido al tocarme la concha sobre mi ropa. Cuando le vi la pija al flaco ni bien su boca se oxigenaba un poco, tuve la sensación de querer tirarme encima de ese intruso y pedirle que me coja. ¡parate pendejo, quiero que me garches la boquita, dale!, le exigió Vale, y él se levantó temblequeando sobre sus pies, dejando a la vista un buen pedazo de verga toda ensalivada, con presemen y sudor prestado y propio, el que en breve entraba y salía de la boca de Vale, que ahora estaba arrodillada contra una biblioteca. El guacho no tenía intenciones de matarla, pero por momentos la asfixiaba con sus arremetidas. No pude ver cuándo fue el momento ...