1. Confesión de un infiel


    Fecha: 18/10/2017, Categorías: Infidelidad Hetero Autor: AMorboso, Fuente: CuentoRelatos

    ... gran orgasmo. Cuando se le acabó e inició su relajo, me permitió separarme de ella y lo hice lleno de satisfacción, porque después de las relaciones con mi mujer, negándose el placer y con unos orgasmos no disfrutados plenamente, me hacían sentir mal, como si abusara de ella. Con Susana, sin embargo, me había sentido plenamente satisfecho. Mientras se relajaba, me puse a su lado, la abracé y le pregunté: -¿Te ha gustado? -Sí. Mucho. Ya me dijo mi madre que tenías pinta de ser muy buen amante. –Me respondió, sin darse cuenta de lo que decía. -¿Tu madre sabe que estamos aquí? -Estoooo… Buenooo… Sí. –Respondió poniéndose roja. Conseguí sacarle que fue su madre la que le aconsejó que me sedujese. Por un lado, porque me veía necesitado, por el otro porque sabía lo de su novio y no lo veía con futuro. Le decía que conmigo estaría mejor atendida, y quizá en un futuro, si lo sabía hacer, podría llegar a ser mi esposa. No le comenté que el día que apareció en mi casa, yo iba decidido a seducir a su madre. Tras el intercambio de confidencias, comencé a besar su cuello, sus labios y fui acariciando sus muslos sin llegar a su coño. Pensaba que, tras su intenso orgasmo, no se volvería a excitar, pero quería estimularla para que terminase la mamada y dar por finalizada nuestra primera cita. Me equivoqué. Al poco, se giró hacia mí, quedando ambos frente a frente de costado. Se pegó como una lapa, haciéndome sentir sus duros pezones en mi pecho y pasando su pierna sobre mí para poder ...
    ... frotar su coño contra mi polla. Me sentí desorientado. No sabía qué hacer. Por un lado, era una muchacha virgen, por otro, tenía algo de experiencia en el placer del sexo. Yo tenía urgencia por follarla, pero tenía que ser suave aunque mi cuerpo pidiese el meterla de golpe. Hice que se bajase para que volviese a chupármela, y ya estaba dispuesto a terminar así, cuando ella misma se subió sobre mí, con una pierna a cada lado, se situó sobre la polla y fue metiéndosela poco a poco hasta que encontró resistencia, entonces dijo: -Abrázame Al tiempo que, en un doble movimiento, se dejaba caer sobre mí y se clavaba la polla hasta el fondo. Yo la abracé conforme fue bajando y en su caída puso sus labios sobre los míos en un primer beso que amortiguó el gemido de ella al perder su virginidad. Quedó un rato sin moverse, aprovechando yo para acariciar su cuerpo y que se relajara. Poco después inició un movimiento de vaivén, despacio y de poco recorrido, pero viendo en su cara que le resultaba molesto, la hice bajarse y ponerse a mi lado. Mientras yo me masturbaba le dije que no era necesario que follásemos hasta el final, que esperaría a que se repusiera, pero no me dejó hacerlo. Se abalanzó sobre mi polla, obligándome a dejársela libre para dedicarme una gran mamada, puesta a cuatro patas sobre mí. Al tiempo que me la chupaba, se acariciaba el coño con una mano, hasta que descubrió que mi pie estaba justo bajo su él, bajando su cuerpo lo suficiente como para hacer que mi dedo gordo ...