1. Las tetas de mi hermana Sonia


    Fecha: 01/01/2019, Categorías: Incesto Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    ... voy a dejar entrar por ahí, no quiero, que porquería-Pero yo no estaba para consideraciones morales y seguí empujando con ganas. Empujé más fuerte, ella empezó a revolverse un poco, como queriendo darse vuelta, pero, aunque flaco, siempre fui más fuerte que ella. Sentí que la punta de mi pija había encontrado su agujero posterior, pero estaba tan seco que no podía avanzar ni medio centímetro. Vi el frasco de shampoo al lado y, sin soltar sus manos, tire medio frasco sobre mi pija y el resto sobre el culo de Sonia. Me embarré de shampoo y embarré el agujero de Sonia, metiendo un dedo a duras penas, porque se movía mucho dentro de la ducha. -¡Dejame tarado, no quiero, por la cola no quiero! -Ok, dejame probar, si te duele la saco, eh? ¡Nada más que la puntita! (la frase más vieja del mundo en boca de un casi virgen) -¡Pero sécamela si me duele o te juro que te corto las bolas! -Bueno, bueno, vos dejame. Apreté, encontrando nuevamente su agujero trasero, e hice fuerza. Sentí el milagro de la presión ceder, pero sin perder tensión. Sentí la punta de mi pija atrapada por anillos rígidos, que me daban mas placer del imaginado. Cuando tuve toda la cabeza dentro, no me pude contener, y, agarrándome fuerte de las tetas de mi hermana, empecé a empujar como un enloquecido, ante los alaridos de dolor de Sonia. Empujé, empujé, la agarre por momento de la cintura para hacer mas fuerzas, ella me rascuñaba los brazos del dolor que ...
    ... sentía, pero en pocos minutos tenia todo mi largo a pleno dentro de su culo, dentro de ese increíble culo, que presionaba sus cachetes mullidos sobre mi ingle. No me detuve, empecé a bombear rápidamente. Una vez abierto el canal, todo parecía más fácil, y empecé a entrar y salir rápidamente, mientras con una mano tocaba sus tetones y con la otra la tenia de la cintura, porque parecía que se iba a caer. Al rato, como a los diez minutos de bombear furiosamente, escucho un ronco gemido de la boca de Sonia. ¡Estaba acabando, no lo podía creer! Al primer gemido siguieron otros, más fuertes cada vez, más sonoros, y sus uñas se clavaron con fuerza en mis brazos. Yo estaba en la gloria, con un empujón final tiré una cantidad enorme de leche en su culo, y me quede ahí hasta que la pija se encogió tanto que físicamente era imposible tenerla dentro. Ella seguía de espaldas a mí, la ducha continuaba mojándonos a ambos. -Te quiero, Sonia – dije. Ella no respondió. -¿Me oíste? Te quiero, te quiero mucho, Sony. -Yo también te quiero Daniel. Se dio vuelta lentamente, abrió esos ojos verdes encantadores y nos fusionamos en un fuerte abrazo. Durante los siguientes años nuestra pasión no hizo sino crecer, disfrutando del sexo prohibido en todas las formas posibles. Nunca voy a querer a alguien tanto como mi hermana, y nunca disfruté del sexo tanto con nadie más. Pero ese verano solo había comenzado. Había muchas más cosas por descubrir… 
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