1. Historia del chip 011 - Un desnudo fugaz - Kim 006


    Fecha: 02/01/2019, Categorías: Grandes Relatos, Erotismo y Amor Autor: chopin, Fuente: CuentoRelatos

    1) HdC 011 — Un desnudo fugaz – Kim 006 Ciertamente, la noche del concierto supuso una transformación para ambos. Puede que más para Roger, que nunca hubiera creído posible que Kim se aviniese a sus fantasías hasta tal extremo. Para un observador externo la relación era eminentemente sexual, sin embargo, ninguno de ellos hubiera coincidido con ese dictamen. El verdadero cambio fue desnudar sus almas. Contarse lo que sentían. Roger se abrió a Kim, que ya estaba entregada. Era una relación desigual, como todas. La necesidad de posesión de Roger les marcaba. Pero a Kim no le importaba. No quería buscar otro hombre. No quería más desesperación por un orgasmo. Había pasado un mes más o menos desde el concierto y los dos habían conseguido sosegarse. Aunque sólo lo conseguían si no se veían. Roger le confesó que seguía viendo a otras amigas, algo que Kim ya imaginaba. No le parecía mal, los nuevos tiempos eran el paraíso para los hombres. Tampoco es que él le impidiese ir con nadie, sólo que Kim no veía ninguna necesidad en ello. Simplemente, eran diferentes. Como siempre, Kim no sabía adónde irían o qué harían. Llevaba un práctico vestido azul, algo liviano para las fechas. A medio muslo y largo para lo que estilaba últimamente. Debajo un tanga minúsculo y un sujetador de media copa. En cuanto llegó al callejón, se quitó el vestido por la cabeza. La ropa interior sólo servía para realzar sus atributos. Kim se colocó de espaldas a la abertura de la calle, protegiéndose ligeramente ...
    ... por si pasaba alguien. No como pudiera pensarse por un pudor hacia sí, sino más bien por el viandante. También para permitirle a Roger disfrutar sin interrupciones. Disfrutar quería decir saborear los pezones con los dedos, manipular los pechos entregados o disfrutar de su hipnótica atracción. Los brazos de Kim en la nuca, favoreciendo la contemplación, ofreciéndose al máximo. Sólo cuando Roger sentía que Kim se había excitado, se planteaba parar. No había regla fija. Kim ya conocía lo suficiente a su amado para ser cuando deshacer la postura, soltar el sujetador, si lo llevaba puesto, y quitarse el tanguita. Ambos iban al calabozo virtual, junto con el bolso y cualquier otro cachivache que llevase por casualidad. Kim se introducía de nuevo en su vestido, internamente satisfecha de su actuación y contenta de no llevar nada debajo. Había una sincronización en sus pensamientos. Él, contento por sentir que deseaba desnudarse, ella deseosa de agradarle, de descubrirse para él. Los rituales eran la manera de unirse, no el sexo. Con los pechos semidesnudos de Kim tocando el cuero de Roger, los dos eran conscientes de su tremenda suerte. No fueron muy lejos, el paseo duró menos de diez minutos. Era un parque cercano a la casa de Kim. Habían estado por allí otras veces. Roger aparcó por la parte de atrás. Kim saltó a toda velocidad mostrando su vagina reluciente al elevar la pierna izquierda. Ese gesto era otra rutina en el altar sagrado. Kim casi no creyó a Roger cuando le habló de ...
«1234...10»