1. Una experiencia inesperada (Parte primera)


    Fecha: 05/01/2019, Categorías: Gays Bisexuales Autor: jag12399, Fuente: CuentoRelatos

    ... embarazarme. Pasamos la tarde escuchando música y yo no perdía oportunidad de mirarla de reojo. Ella, con su experiencia, me rozaba, cruzaba sus largas piernas y agachándose ponía en resaltos unos pechos enormes y firmes, excitándome como nunca me había ocurrido antes. No pudiendo resistir más pedí el baño en el que me desahogue masturbándome como un endiablado. Cuando salí ya era bastante tarde y en esa época, no me estaba consentido regresar más tarde de las nueve de la noche, así nos despedimos y yo con tremenda calentura. Note que entre ellas tenían una miradas de complicidad, pero no entendía del porqué. Miriam, ese era el nombre de la vecina, me despidió con un beso en la mejilla, y con una voz sensual me dijo al oído: «Aquí tienes mi número, llámame cuando quieras» Y puso en mi mano una tarjeta de presentación. Inútil decir que estaba súper excitado nuevamente mi erección otra vez ‘a millón’. Creo que esa fue la noche que me masturbe más veces en toda mi vida. Por lo menos cuatro o cinco veces y durmiendo muy poco. Tenía la imagen de esa preciosidad de mujer en la cabeza y me imaginaba teniendo sexo en todas las formas que mis fantasías sexuales podían sugerirme. Al día siguiente, me levante más temprano que de lo costumbre, me duche y me vestí con ropa de salir. Cuando baje a desayunar mis padres asombrados me preguntaron: «Y tu adónde vas tan elegante?» Invente una de mis excusas, contándoles que no tenía clase ese día y que iba a aprovechar para visitar un museo ...
    ... con algunos compañeros de clase. No tuvieron dificultad en creerme visto que era un estudiante con buenas notas y por lo general no les daba problemas. La verdad es que yo era muy astuto y ellos no sabían de todas mis travesuras, en las que pero faltaba el sexo, aquel practicado físicamente con otra persona. Me fui a un parque que estaba cerca de la casa de mi amiga y allí espere que dieran las diez de la mañana. Me acerqué a una cabina telefónica (no había móviles todavía) y llame a Miriam: «Hola, buenos días, soy Manu» Mientras hablaba casi me atragantaba. Estaba emocionado, nervioso, con miedo pero al mismo tiempo excitado. Ella me contesto con la clásica voz de quien se acababa de despertar. «Manu, buenos días! Pero qué horas son?» Yo casi colgué el teléfono por la pena. Quizás había mal interpretado los mensajes subliminales, las miradas sensuales y los gestos del día anterior? Me quede en silencio sin saber que decir. «Manu, estas allí todavía? Qué te pasa, porque no hablas?» Con su experiencia, había entendido que estaba lleno de timidez y también que era virgen. Yo tratando de disimular conteste: «Discúlpame por la hora, estoy apenado, te llamo más tarde si quieres…» «No seas tonto, ninguna molestia. Donde te encuentras?» Yo intimidado y estaba por decir una mentira sobre donde me encontraba pero en ese momento paso una ambulancia que claramente se escuchó en ambos teléfonos. No tuve otra posibilidad de decir la verdad: «Estoy en el parque cerca de tu casa, hoy no fui ...