1. 12 horas de hace 35 años


    Fecha: 11/01/2019, Categorías: Confesiones Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... bajarla sin dejar de andar. Afortunadamente su mano izquierda colaboró en la maniobra y antes de llegar a la habitación su polla ya palpitaba en mi mano liberada de la presión de su slip y del pantalón que la aprisionaban. Ya cerca de la puerta liberé también mi polla de su encierro, que también estaba a mil, mientras miraba la suya bambolearse al andar como si de un bate de béisbol se tratara. Nada mas entrar en la habitación y cerrar la puerta tras nosotros nos fundimos en un apasionado beso completamente abrazados, polla contra polla. Con mis pies me saqué las náuticas y una de mis manos soltó el botón de mis bermudas, que cayeron al suelo. Deshicimos el beso y me saqué de un tirón el polo. Volvía a estar desnudo para él. Me puse a su espalda y desde allí le empecé a desnudar. Primero los botones de su camisa, acariciando a dos manos su pecho... sus brazos... su vientre... su polla... Él ya se había sacado sus deportivas. Desabroché el botón de su pantalón y éste cayo a sus pies y yo mismo deslicé su slip para poder coger sus huevos entre mis manos. Ambos estábamos completamente desnudos otra vez en la intimidad de la habitación. Rozábamos nuestros cuerpos en difíciles contorsiones. Yo no soltaba su polla y la mía se apretaba contra sus nalgas. Sus manos acariciaban mis muslos y mis caderas. Se agachó un poco abriendo sus piernas para que colocara mi polla entre ellas. Me la apretaba. Nuestras bocas volvieron a unirse en difícil posición. Aun nos encontrábamos al lado ...
    ... de la puerta y con la luz apagada. Cuando aflojó la pasión él sugirió tomar algo de beber y mientras preparaba un par de cubatas salí desnudo y aún empalmado a la terraza. Me apoyé en la baranda contemplando la noche y el mar. Nadie podía verme aunque no me hubiera importado. De pronto noté la caricia de su mano en mi nalga y no me moví. Sujeto a la baranda abrí aún más mis piernas para que su mano me sobara con facilidad. Volvía a sentirme completamente femenino. Su caricia continuó. Sentía la punta de su dedo índice acariciar con suavidad mi ano. Notaba su lengua lamer mi cuello y mis orejas. Sin soltarme busqué y lamí sus labios. Besé su boca entre gemidos. Su mano ya acariciaba mis huevos y mi polla por debajo de mis nalgas. Notaba la presión de su antebrazo en mi ano. Yo abría lo más que podía mis piernas alzando una de ellas hasta una silla. Me sentía una hembra en celo. Buscaba el máximo placer y la máxima sensación. Él detrás de mi se agachó y noté otra vez su lengua acariciar y lamer mi ano mientras sus manos sobaban mis huevos y mi polla. Mis piernas flaqueaban del gusto. Nunca hubiera imaginado sentir tanto placer en un lugar tan "sucio" de mi cuerpo, pero su lengua me hacía volver loco. Yo contoneaba y apretaba contra su cara mi culo para sentir más su lengua. Si había alguien en alguna de las terrazas contiguas, seguro que oía perfectamente mis jadeos y mis gemidos. Pero nadie podía vernos. Y si alguien nos veía, me daba completamente igual. Estaba absolutamente ...
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