1. Mis padres, mi hermana y yo cogiendo en la oscuridad


    Fecha: 11/01/2019, Categorías: Incesto Autor: Hansolcer, Fuente: SexoSinTabues

    ... respiraba sexo, se sentía a sexo. Mamá gemía. Papá respiraba fuerte, la cama rechinaba como si quisiera delatarlos por lo que estaban haciendo. - Date vuelta - se escuchó decir a mi padre - Aún con la poca luz que pudiera haber en esa casi total oscurana se pudo ver a mi madre colocándose de rodillas con sus manos sobre el colchón y a papá con su rabo en la mano tanteando la entrada de la gran vulva de mamá. - Estas caliente putita - susurró mi padre - ¿Quieres sentir mi verga - continuó - ¿Quieres que te raje el culo? Aunque parecía que papá hablaba sólo, podía sentirse que las palabras si causaban su efecto. A mamá parecía gustarle, más gemía, más parecía pedir que de una vez se la metieran hasta el fondo. Ya papi - dijo entre dientes - métela. Fue una sola embestida y mamá pareció recibir la más sabrosa de las vergas porque emitió un prolongado gritito de satisfacción que se haya escuchado. Mi padre quizás creía cogerse a una yegua porque no dejaba de palmearle las nalgas. Era una estampa peculiar, mi madre alta y de nalgas grandes, papá flacucho y bajito dándole de perro, dándole verga como a la más puta, cogiéndola como un verdadero degenerado. Beatriz mi hermana quizás contagiada con lo escuchábamos empezó a dar signos de que su excitación era mayor que las tantas veces que teníamos sexo, respiraba agitada, su voz entrecortada, su piel totalmente eriza y caliente. Podía sentírsele la calentura a flor de piel. Su boca húmeda era diferente al engullir mi verga. ...
    ... Súbitamente dejó de mamar mi pito y se colocó igual que su madre, de perro, como si quisiese sentir lo mismo que ella disfrutaba en ese momento. Sin más, me puse atrás suyo y sin siquiera lubricarla (Estaba de lo mojada que la hubiese sentido antes) se la dejé ir toda, hasta el fondo sin que pudiera evitar mi hermana esconder un gran suspiro de satisfacción. Agarrado a sus caderas pude saber cuándo mis padres pararon de coger y en la oscuridad escudriñaron para ver lo que hacían sus hijos. Sin embargo o no le dieron importancia o simplemente estaban compenetrados en lo suyo porque inmediatamente siguieron en su descomunal cogida. Beatriz y yo igual culeabamos casi temor alguno. Creo saber que ellos sabían lo nuestro al igual que nosotros lo que ellos hacían. Los gemidos de mi hermana y de mi mamá prácticamente se confundían, la respiración de papá y mía podía palparse en el ambiente. Fueron largos y excitantes minutos de sexo entre ambas parejas, mamá y sus prolongados aunque apagados gemidos, Beatriz mi hermana igual gimiendo aunque para evitar mayor ruido había enterrado su cabecita entre las sábanas. Papá resoplando duro a punto de acabar, yo nervioso y con la verga a lo que podía de inflamada por la excitación, mi respiración a tope, el corazón a punto de infarto. A cada embestida podía sentir las contracciones en la cuevita de Beatriz, su espalda arqueada. Estaba acabando y tampoco pude contenerme más y me descargué en sendos chorros de leche caliente. El bufido de gusto de mi ...