1. Por culpa de la tarjeta de crédito


    Fecha: 11/01/2019, Categorías: Anal Sexo Duro Sexo con Maduras Autor: Anitaslut44, Fuente: xHamster

    Esa noche llovía a cántaros. Siempre me gustó conducir en la ruta; pero esa noche era muy oscura y no tenía pinta de mejorar nada. El estudio para el que trabajaba me había ofrecido ir en avión hasta mi destino; pero después arreglé que cobraría el precio del pasaje y me movería con mi propio auto.Mientras trataba de encontrar las marcas de la ruta en medio de esa oscuridad, se encendió la luz del tanque de reserva de combustible. Todavía me faltaban cien kilómetros para llegar a mi casa; así que tendría que detenerme sin remedio a cargar nafta. El día había sido largo y me sentía un poco cansada de tanto ajetreo. Pensaba en Víctor, que me esperaba en casa esa misma noche, listo para una cogida salvaje…Unos kilómetros más adelante por fin apareció una estación de servicio; que aparentemente no tenía bar ni hotel. Me detuve frente al surtidor y bajé del auto. En medio del vendaval apareció un hombre joven que me saludó amablemente. Casi de manera automática le di las llaves del auto y le pedí que llenase el tanque.Bastante empapada corrí hacia la pequeña tienda; desde donde observé los movimientos de ese hombre hasta que cerró el tapón del tanque y regresó corriendo a buscar refugio allí adentro...Le entregué mi tarjeta de crédito, ya que no tenía casi nada de efectivo.“Lo lamento, Ana… tu tarjeta no funciona…” Me llama por mi nombre…Debería funcionar correctamente; si al mediodía la había usado.El hombre volvió a intentarlo, pero no logró hacer marcar el importe.“Llamaré a ...
    ... casa y mi marido podría acercarse, estamos a menos de cien kilómetros, tardaría menos de dos horas llegar hasta aquí…”“Dos horas?” Dijo el hombre sonriendo con malicia. “Podría salirte mucho más barato y tu marido no tendría que moverse de tu casa…”Yo lo miré fijamente. No quería oír lo que estaba oyendo.“Además… es casi medianoche; hora de cerrar. Yo no tengo la obligación de esperar a tu marido para cobrar, pudiendo pagarme vos misma…”“Pero... ya le he dicho... no traigo dinero en efectivo”.“Quién habla de dinero, nena…? Esa frase ya me terminó de preocupar.Sin siquiera mirarme, cerró la puerta con llave y apagó varias luces. Afuera hacía frío, pero ese ambiente estaba agradablemente cálido.Lo miré y tuve una mezcla de sensaciones: miedo, intriga, placer, pánico, excitación… todo junto…Sin decir una sola palabra se acercó a mí y me quitó mi abrigo. No me atreví a decir nada; me dejé llevar mientras el hombre desabrochaba mi blusa y mi falda, dejándolas caer al suelo. A mis espaldas comenzó a recorrer mi cuerpo con sus manos, desde la nuca hasta mis redondas y firmes nalgas.Allí se detuvo y repentinamente sus manos atraparon mi cintura y me atrajeron hacia su cuerpo. Entonces pude sentir que su verga palpitante se apoyaba bastante tiesa entre mis cachetes…Me hizo girar entre sus manos y entonces me entregué a él. Su lengua se apropió de mi boca y comenzó a recorrer mi paladar. La humedad de nuestras bocas por arte de magia se trasladó a mi vagina... Sentí cómo me humedecía, ...
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