1. La mujer del diablo


    Fecha: 13/01/2019, Categorías: No Consentido Lesbianas Autor: SexTeacher, Fuente: CuentoRelatos

    ... responden a su estímulo. Los pellizca, los muerde y los mama. Siento como una masa abundante de carne trata de introducirse en mi boca y por inercia, cierro la boca, sin querer mordiendo así la porción de carne, oigo como chilla y la fusta impacta seis veces en mi pecho y tres en mi rostro. Soy incapaz de dejar de llorar. —¡Puta zorra, que me ha mordido la teta y me ha hecho sangre! Vuelve a introducirla, y esta vez no muerdo. Trato de pensar que es la polla de Marcus, y debe ser por la excitación de antes, o porque mi imaginación es la leche, que me lo creo de verdad y le hago un trabajo fino. Siento humedad en mis bajos. —Vaya charquito has formado, puta. Me avergüenzo y contrario los músculos de la vagina, no quiero mojar nada. No quiero que crea que disfruto. Hago lo mismo con la otra teta cuando la introduce y oigo sus gemidos incesantes. —¿Cuándo nos toca? —oigo una voz masculina. Hay silencio y entonces siento como me ponen a cuatro. —Sin penetrar —aclara. Oigo un quejido y el sonido del látigo impactando contra algo y vuelvo a oír un quejido. El hombre no rechista más y siento un miembro frotarse contra mi clítoris y ano. Es imposible que no sienta nada cuando están estimulando todos mis puntos y me odio por ello. —Ahora, vas a saber lo que es bueno. No hay previo aviso, me empuja hacia atrás y término siendo completamente penetrada por el hombre por el coño. El hombre permanece inmóvil, como si solo fuera un trozo de carne en mi interior, no es muy grande, pero me ...
    ... descubro moviéndome lentamente para sentirla dentro de mí. Algo tapa mi nariz y boca y es húmedo. Se frota sin cesar contra mi cara y me empuja hacia atrás. Ahora estoy tumbada sobre el hombre, siendo penetrada y con una vagina frotándose contra mi rostro e introduciendo mi nariz en su canal. —¡Vamos, puta, chupa o látigo! Estiro los brazos y atraigo su coño contra mi cara. Solo quiero que esto termine rápido. Hago lo que puedo, succiono su clítoris y me descubro degustando su sabor, introduzco mi lengua en su cavidad y la muevo para que lo sienta. Gime sin control y tira de mi pelo. Pega pequeños saltos contra mi cabeza y se frota una y otra vez poseída por el placer. —¡Méteme la mano! Dios, parece imposible, pero cumplo con mi cometido y meto la mano en su coño sin meter ni uno ni dos antes, todo de golpe, que se joda la zorra. Lo meto y lo saco una y otra vez y el chico lleva mi mano hacia el culo de la zorra, no quiero meter mis dedos en su ano. Me obligan así que mientras mi lengua mama su clítoris, mi mano derecha penetra su vagina, la izquierda lo hace con su culo. —¡Follarla, follarla! ¿Qué? ¿En plural? —No, yo... Siento como el látigo impacta en mi vagina y suena como cuando pisas algo mojado, Kate ríe y solo se aleja un poco de mí para comprobar que estoy empapada. Siento que rompe mi tanga sin dificultad y el que estaba en mi vagina, sale y se aleja de mí. —Voy a portarme bien contigo —me dice— te lo has ganado, hija de puta, que lengua, que boca. Entonces sucede, su ...