1. LA JUGARRETA DE MI PRIMERA NOVIA


    Fecha: 13/01/2019, Categorías: Fetichismo Primera Vez Masturbación Autor: MelkartXXI, Fuente: xHamster

    ... principio fue un movimiento arrítmico, pero luego empezó a controlar la cadencia: ahora movimientos lentos y largos, ahora movimientos rápidos y precisos. La sensación de placer era cada vez mayor, y el cálido interior de su boca me invitaba a dejarme llevar.Entonces noté aquella emoción imposible de describir que te sacude cuando estás a punto de correrte: una mezcla de placer, tensión, deseo, vacío, fragilidad... todas esas sensaciones que se arremolinan dentro de ti y te hacen soltar un último gemido tras el que te dejas arrastrar. Sentí cómo mi esperma se desparramaba dentro de su boca. Su única respuesta fue un ruidito como de sorpresa, pero eso no evitó que siguiera moviendo sus labios a la par que mi erección iba disminuyendo. Una calma instantánea se apoderaba de mi cuerpo. Entrecerré mis ojos y todo dejó de preocuparme.Mi novia había parado el juego de sus labios, y como no la vi limpiarse la boca con un pañuelo pensé que se había tragado mi esperma, lo que me dio una sensación de excitación embriagadora a la par que sentía la caricia del aire que entraba por la ventana sobre mi pene, húmedo con su saliva y mi esperma, increíblemente sensible.Ella me abrazó, su cuerpo cálido, sus pechos apretados contra mi cuerpo, sus pezones clavándose tiernamente en mi piel. Le devolví el abrazo mientras ella me besuqueaba el cuello. Su boca y la mía se encontraron: sus besos eran pauados y débiles, mientras que los ...
    ... míos resultaban suaves y cariñosos. De repente separó su labios, su lengua penetró en mi boca buscando la mía, y fue entonces cuando noté que algo se introducía en mí. Saliva, sí, el sabor de su saliva... pero también mi leche, que la muy endiablada había guardado en su boca todo este tiempo. Intenté cerrar los labios, pero su lengua jugaba contra mi boca, impidiéndome rechazar el fruto de su beso. Sin otra posibilidad, tuve que dejar que aquel extraño sabor inundara mi boca, hasta que ella se apretó contra mi oreja y, mientras la mordisqueaba cariñosamente, me dijo: “Traga”. Pasó sus dedos por mi cuello, acariciando muy suavemente mi nuez, invitándome a engullir, y volvió a repetir con un tono más decidido aquella orden: “¡Traga!”. Y así lo hice. Noté mi corrida, espesa y al mismo tiempo ligera, descender por mi garganta. Cuando logré hacer desaparecer aquello de mi boca, ella me dio un largo beso, encendido y cómplice.Confuso y algo avergonzado por lo que había sucedido, no fui capaz de decirle nada. Mi chica se limitó a decirme: “Yo también tengo fantasías.” No sé si lo hizo con aquella intención, pero el hecho es que en ese momento comprendí que había sido un idiota por aprovecharme de su sentimiento de culpa para satisfacer solamente mis deseos, no habiendo prestado atención alguna a los suyos. A partir de entonces, puse especial cuidado en que nuestros encuentros fuesen un lugar donde ambos pudiésemos disfrutar. 
«12»