1. El misterio del cliente y su asistente personal...


    Fecha: 14/01/2019, Categorías: Bisexuales Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... aceptó clientes jóvenes). Duermen y cuando despiertan ya no estoy en la pieza. Nunca repito a clientes y si me ven otra vez en el bar los ignoro y rara vez me buscan otra vez. Repito esto tres días a la semana todos los días del año. ¿Cómo partió esta historia? Estaba en el bar con el vaso en mi mano y lo ví solo en una mesa al fondo del bar. Me acerque con mi collar enredado y una sonrisa picara. Al acercarme me di cuenta que no era tan viejo como supuse y una sutil mueca debe haber aparecido en mi cara. No pensé que fuera visible. Me sentí rara, esto no me gustaba y quería cerrar la noche rápidamente y salir de ahí. Cuando se acercó lo pude ver mejor. No era muy alto, su sonrisa era muy suave y su cara me era un tanto familiar pero no podía recordar su nombre. Su cuerpo era entre gordo y flaco, definitivamente no era un tipo atlético y sus manos eran ridículamente suaves. Sus uñas limpias y con un corte perfecto. En su mano izquierda un reloj plateado, no tenía una marca reconocida y probablemente era muy barato. Algo raro en ese bar. Mire a mi alrededor y me sentí bien idiota. Tenía razón. Abrió una billetera con algún dinero. Moví mi mano rápidamente y se la baje. No me gusta ver dinero en efectivo. Es sucio y de mal gusto. Comenzó a caminar y debo decir que me llamó la atención que todos parecían saludarlo mientras lo miraban pasar. Unos minutos más tarde nos encontramos en el ascensor. Durante el breve viaje no me hablo nada. Se mantuvo en silencio y al abrir la puerta ...
    ... salió veloz, ni me miró. Lo seguí algo enojada por el pasillo y me di cuenta que el piso solo tenía dos puertas, claramente estaba en el penthouse. Me descuido un momento y no lo volví a ver. Una puerta abierta frente a mi. Por un segundo me asuste y pensé en volver al ascensor pero me di algo de ánimo y camine segura con mis gigantes tacones. Al entrar descubrí una pieza gigante. Era más un living de un gigantesco departamento que rebozada lujo por todas partes y que estaba inmaculado en limpieza y pulcritud. Sonaba opera en el fondo y no se veía el típico bar del Penthouse del hotel. Pero eso no fue lo más extraño. Lo que me dejó sorprendida y pegada en el aire del lugar fue a una mujer sentada en el living. No era cualquier mujer. Era hermosa. No soy lesbiana y nunca he mirado mujeres pero esta era distinta. Se levantó de su sillón y se acercó con una sonrisa cordial. Su acento era extraño, su español era perfecto pero podía notar algo ahí. No sabía de que país era su origen. Imaginé rusia por su apariencia. Era muy alta, probablemente un metro con 80 cm. Sus piernas largas, hermosas, con una minifalda ejecutiva blanca y sencilla. Arriba vestía una blusa blanca con una chaqueta sencilla y elegante, blanca, al igual que sus zapatos que con un taco gigante daba la sensación que estaba volando sobre la alfombra. Su cara era preciosa: Ojos azules, pelo rubio con un peinado simple pero perfecto. Un collar de perlas en su cuello y unos dientes blancos incólumes. Pero había algo ...
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