1. La esclava: entregada para ser usada por un desconocido


    Fecha: 15/01/2019, Categorías: Dominación Fantasías Eróticas Autor: OscarVilla, Fuente: CuentoRelatos

    Un lejano reloj desgranó indolente nueve campanadas que tuvieron su eco en las campanas de una espadaña que hicieron despertar sensaciones de recuerdos en una tarde que moría sin indulgencia. El estado de excitación alcanzaba niveles casi insospechados. Sonó el teléfono como estaba previsto, a la hora acordada. Las voces de dos hombres se confundieron cerrando aquel trato, Todo estaba pactado y de un momento a otro se levantaría el gran telón de aquella nueva sesión de fantasía sin límites. El hombre que la acompañaba la mando desnudarse. Ella lo hizo sin rechistar, despacio, como queriendo ralentizar el momento. Los zapatos, la blusa, la falda, el sujetador, la tanga. En momentos su cuerpo, desnudo, libre de ataduras, quedó dispuesto para ser usado, para ser puesto a merced de quien quisiese utilizarlo como fuente inagotable de placer. El hombre miró el reloj, tan solo faltaban cinco minutos para la hora convenida. La mujer terminó de acicalarse perfumando su cuerpo y especialmente su sexo con aquella fragancia evocadora de viejos veranos que están para volver. Ya estaba dispuesta. Con un gesto la mujer se giró y él comenzó a asirle sus manos por atrás, Ya estaba a merced de quien pudiese surgir de entre las sombras. Volvió a mirar el reloj, era estricto en la puntualidad, tan solo faltaban dos minutos. Le ordenó que se arrodillase y que adoptase un gesto de absoluta sumisión. Ella bajó la cabeza dejando que su cabello quedase colgado, suspendido, como aquella fantasía de ...
    ... bondage de la que tanto habían hablado. A la hora prevista sonó un leve golpe en la puerta de la habitación. El abrió y saludó al invitado cruzándose las manos como si fuesen amigos de siempre. Luego, tras un breve comentario sin importancia, los dos accedieron a la habitación. Una suave y evocadora penumbra ponía una nota especial de sensualidad al ambiente. En uno de los rincones más alejados del cuarto, ella, de rodillas, desnuda, atada de manos, aguardaba con sumisión el instante mágico de ser utilizada como mejor quisiera cualquiera de aquellos dos hombres. Ellos comentaron algo en baja voz. Después, su amo, hizo la cesión con muy pocas palabras, tan solo las justas para saber el otro que ya estaba en posesión de tan preciado botín. Lentamente se acercó para reconocer lo que ya era suyo, su propiedad. La miró girando a su alrededor y comenzó a tocarla, a reconocerla palpando las partes de su cuerpo que estaban al alcance de sus manos. Después, del interior de aquel maletín cargado de instrumentos de placer y sumisión, extrajo un collar que colocó en el cuello de la mujer al que sujeto una cadena. La posesión se había completado, la mujer era ya de aquel hombre que la dominaba. Hubo silencio durante unos segundos, el amo se sentó en un sofá para ser testigo de aquella sesión de magia sin límites conocidos. Entre tanto, el otro hombre comenzó con su trabajo. Con una capucha negra de cuero cubrió el rostro de la mujer y tirando de la cadena la arrastro por la habitación hasta ...
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